martes, 6 de septiembre de 2011

Industria del juguete de Ibi

A finales del siglo XIX Ibi era un pueblo eminentemente agrícola y emigrante.
En 1900 la población ascendía a 3.653 habitantes, el 77% vivía de la
tierra y dependía de unos pocos terratenientes. Los factores físicos tampoco
propiciaban un desarrollo floreciente de la agricultura. Las precipitaciones
escasas, el terreno montañoso y el suelo arcilloso y calcáreo donde se asienta,
no lo permitían. En consecuencia, había una gran desigualdad social.
Los ibenses emigraban, los varones para trabajar en las fábricas de tejas de
la comarca —por eso se les denominaba “els taulers”— y las mujeres, para
emplearse en el servicio doméstico. Es, en esta época, cuando se inicia el
negocio heladero. Las familias marchan, durante largas temporadas, a las ciudades
calurosas del sur de la península, Canarias y hasta el norte de
Marruecos, especialmente a Casablanca y a Tetuán. Salían en primavera y
regresaban en septiembre para las fiestas patronales.
La protoindustrialización la constituyó la fábrica de papel y los pozos de
nieve. El botánico Cavanilles reseña que, en 1797, en Ibi había comercio de
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RAIMUNDO PAYÁ MARTÍ
EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI
raimundopaya@telefonica.net
nieve. La fábrica de papel estaba situada junto al lavadero municipal que se
inauguró en 1903. También existían artesanos de la madera y el hierro, albañiles
y otros oficios que trabajaban para el mercado local y el hilado que se
realizaba para las fábricas de Alcoy y Bocairente.
A partir de 1893 la familia Payá inicia la industria juguetera, verdadero
motor de la industrialización de Ibi. Unos años mas tarde se instalan dos talleres
auxiliares para la fabricación de heladeras y otros utensilios necesarios
para la elaboración y venta del helado. El primero de estos talleres lo fundan
Pascual y Valls, antiguos trabajadores de Payá, y el otro los hermanos Palau,
que procedían de Verdú y Cía., segunda empresa juguetera de Ibi.
La industrialización ibense se puede dividir en cuatro grandes épocas.
1. PRIMERA ÉPOCA, 1893-1936.
DESDE LOS INICIOS A LA GUERRA CIVIL
Sin ninguna tradición previa, el inicio
de la industria parte de una decisión
adoptada en el seno de la familia Payá
que pasan de ser hojalateros a jugueteros.
Empezaron vendiendo sus productos en
los mercados semanales de las poblaciones
vecinas (Alcoy, Jijona) y la comarca.
El carácter innovador de esta decisión
vino a transformar radicalmente las
bases económicas y sociales de Ibi desde
los oficios a las maneras de pensar.
Tenemos documentación, como el
catálogo de la Feria de Valencia de 1963
y la publicidad que se repartió en esos
días, que señala el año 1893 como el inicio
de la fabricación de los primeros
juguetes.
Los primeros juguetes se hicieron a
base de hojalata soldada y pintada a
mano, imitando las piezas que en la
hojalatería se venían fabricando para el uso doméstico. Reprodujeron, en
EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI
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miniatura para el público infantil, los platitos, ollitas, alcuzas, lecheras, candiles,
tacitas y otros enseres. La iniciativa tuvo éxito y la empresa fue creciendo
a base de autofinanciación y reinversión hasta que el 3 de febrero de 1905 se
redactó la primera escritura de constitución de la Sociedad Juguetera, que
denominaron “La Sin Rival”. Es Rafael Payá Picó, nacido en 1845 y con
sesenta años cumplidos, quien la otorga a favor de sus hijos Pascual, de 27
años, Emilio, de 23, y Vicente, de 19, ante el notario de Ibi Juan Gómez
Alonso. Sin embargo, su hijo mayor Rafael no entra a formar parte de esta
sociedad porque se quedó con la hojalatería inicial. Como corresponde a la
época, las hermanas María y Milagros fueron excluidas de la escritura. María
permaneció soltera hasta su muerte y cuidó de su padre, pero también trabajó
para la fábrica, sobre todo en los inicios. Milagros se casó con Francisco
Torró, quien llevaba la administración de la fábrica y fue secretario del
Consejo. Aún se conservan las actas que levantaba con una letra y estilo pulidos
y hermosos.
Como puede leerse en el tarjetón, al
principio no sólo se fabricaban juguetes
sino que también se anunciaban como
especialistas en composturas de instrumentos
musicales y todo tipo de trabajos
adelantados. La pericia para reparar
estos objetos les venía de su destreza en
la hojalatería y su afición a la música.
Tocaban en la Banda Municipal el clarinete
y el saxo.En 1909 “La sin Rival”
presenta en la Exposición Regional, celebrada en el Ateneo Mercantil
Valenciano, dos vitrinas de modelos de juguetes. Recibe la medalla de oro y
la invitación, por parte de la Cámara de Comercio de Valencia, a participar en
1910 en la Exposición que se celebró en Buenos Aires, con motivo de la celebración
del Primer Centenario de la Independencia de Argentina.
Estos dos hitos constituyeron el paso de un modo artesanal a uno puramente
industrial. En 1918 la producción de los juguetes evolucionaba. Se
engafan y se litografían. Es, en esta época, cuando se diversifica el negocio
creando también una rama dedicada a la cuchillería.
A la vista de la buena marcha de Payá y los éxitos alcanzados en la
Exposición Regional de Valencia, en 1910 aparece la competencia por parte
LA SOCIETAT INDUSTRIAL AL PAÍS VALENCIÀ
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de los primeros trabajadores de la empresa que se independizan. Entre ellos
están Francisco, conocido como Miguel Pina Pérez, de oficio pintor y fotógrafo,
o sea, uno de los que por aquel entonces se podría considerar como
trabajador cualificado de la empresa; Agapito Bernardo Verdú Verdú, mecánico;
Jaime Esteve Bastant, herrero y de apodo de “Jaume el ferré” y Joaquín
Doménech Rico, de oficio tallista, conocido por el apodo de “Chimo el alabarder”.
Constituyeron una sociedad regular mercantil colectiva, mediante
escritura pública ante el notario de Ibi José María Laguna y Azorín, el 29 de
mayo de 1911, para dedicarse a la fabricación de juguetes de metal en todos
sus ramos y a la venta de los mismos. La razón social se denominó A.B. Verdú
y Cía. Se constituyó la sociedad con un capital social de seis mil pesetas, siendo
socios capitalistas los Sres. Pina, Verdú y Esteve con una aportación de
dos mil pesetas cada uno, que fueron entregando a medida que lo exigía el
desarrollo del negocio. En cambio el Sr. Doménech formaba parte de la
empresa únicamente como socio industrial sin aportación económica. Al
margen del capital indicado, los Sres. Pina, Verdú, Esteve y Doménech aportaron
útiles y herramientas. El domicilio de la empresa estaba ubicado en la
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Periodo 1910–1913. Los socios fundadores. Fila superior de izquierda a derecha: Jaime
Esteve; el joven Clemente, hijo de Agapito, que no era socio; Joaquín Doménech; Miguel Pina
Pérez y Agapito Bernardo Verdú. A continuación están los hermanos Palau (Antonio y Pepe)
que, al independizarse, fundaron la Industria Auxiliar para el helado. El resto lo componen los
trabajadores y operarias.
EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI
calle de San Blas o “El Ravalet”, en el número 61. La empresa creció rápidamente
según muestra el rápido incremento de trabajadores.
De 1914 a 1920 esta empresa cambió tres veces de denominación, como
consecuencia de sus múltiples dificultades económicas y variaciones de sus
socios.
En 1917 Santiago Rico Molina, que ejercía de agente comercial de esta
firma, además de representar también a una fábrica de muñecas de Onil,
aporta capital y entra a formar parte de esta sociedad, que pasa a denominarse
Verdú, Rico y Cía. Pero en febrero de 1920 ésta desaparece, y con una
aportación de capital extranjero se crea Rico S.A.
Los Sres. Francisco Miguel Pina Pérez, Agapito Bernardo Verdú y Joaquín
Doménech vendieron sus participaciones y abandonaron el accionariado. No
LA SOCIETAT INDUSTRIAL AL PAÍS VALENCIÀ
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obstante, continuaron vinculados a la empresa como trabajadores. Como
socio en la nueva empresa quedaba Jaime Esteve, con una participación de
trescientas acciones, que suponían el 3’6% del capital.
Esta empresa introduce en la industria juguetera ibense tres aspectos
esenciales: la empresa no familiar, la aparición del empresario propiamente
dicho y la entrada de capital extranjero. Este fue aportado por Gottardo de
Andreis, de Metalgraf Española E.C., empresa con domicilio social en
Barcelona y con factoría en Badalona. El empresario referido era Santiago
Rico, de procedencia italiana. Esta empresa fue la gran competencia de Payá
Hermanos y produjo artículos de gran calidad.
En 1908 Quintín García Verdú, en los bajos de la casa familiar en la calle
de Santa Rita, comienza la fabricación de obleas para helados, actividad que
en los años sesenta amplían a turronería y confitería. El negocio lo prosiguen
sus hijos Ismael y José. En los años veinte del siglo pasado trasladan la fábrica
a la calle de Castalla. Ese fue el domicilio social hasta 1996, en que se traslada
a la Ciudad Deportiva, hasta el 2005, cuando fijan la sede en el polígono
industrial de L’Alfaç, donde continúa en la actualidad.
En 1912 Salvador Pascual García decidió establecerse por su cuenta. Fue
el primer trabajador contratado por Payá y, una vez aprendido el oficio de
hojalatero, decidió independizarse asociándose a su cuñado Gaspar Valls
Verdú. Crearon la firma Pascual y Valls —PAYVA—, que se dedicó a la producción
de maquinaria para la elaboración de helado: heladoras, “chambiteras”,
palas para los granizados y otros artículos. En los años sesenta ampliaron
sus líneas y comenzaron a fabricar obleas. Posteriormente diversificaron
la producción y también produjeron juguetes metálicos sencillos hasta que
1985 cerraron la fábrica.
También a principios del siglo comenzaba la actividad de los hermanos
José y Antonio Palau Doménech, que eran unos antiguos empleados de
Verdú y Cía. Iniciaron su actividad hojalatera con la fabricación de recipientes
para helados, en un pequeño local de la calle de Colón. Posteriormente
también hicieron juguetes y compatibilizaron ambas actividades por algún
tiempo. Más tarde abandonaron totalmente lo relacionado con el helado y se
dedicaron solamente a la industria juguetera. El 6 de abril de 1967, José,
Vicente, Joaquín y Ricardo Palau Guillen, hijos del fundador José Palau
Doménech, constituyeron Palau Hermanos S.L. que desde esa fecha sigue
fabricando juguetes.
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EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI
En la calle de Santa Rita, “El Tío Bota” instaló una pequeña fábrica de
obleas. Estaba situada en los bajos de una casita frente al río de Les Caixetes.
La actividad perduró durante la Guerra Civil hasta su desaparición.
En 1925 por iniciativa de Luis Ferrando, empleado del taller mecánico de
Payá, José Sanjuán, Antonio González y Manuel Picó, también operarios de
Payá, crearon la empresa González, Sanjuán y Cía. Dos años más tarde
González abandonaba la empresa, que pasó a denominarse Sanjuán y Cía. En
1932 surgía Picó y Cía. que mantuvo sus actividades hasta la Guerra Civil. En
1936 se constituyó en sociedad anónima pero Manuel Picó se trasladó a
Córdoba para montar un almacén de juguetes. El 26 de marzo de 1936 se
constituyó Juguetes y Estuches —Jyesa—, nombrada así porque fabricaba,
además de juguetes, estuches para jeringuillas. Sus socios fueron Francisco
Peydró, Enrique Guillem, José Sanjuán y José Bernabeu.
En 1934 aparecía la primera industria auxiliar del juguete: Claudio Reig
Company, que empezó fabricando los fuelles para el Cine Sonoro Rai de Payá
Hermanos. Posteriormente amplió su muestrario con la fabricación de voces
para muñecas. Ocupaba un local de 40 m2 y daba ocupación a cinco personas.
En 1940 disponía de quince operarios e iniciaba la aventura musical
fabricando armónicas. En 1950 se creaba Claudio Reig S.A., entraba a formar
parte de la Sociedad Payá Hermanos y en 1957 se trasladaba a su actual sede
en la calle de Juan Carlos I, ocupando una superficie de 12.000 m2. En 1936
se creó Picó S.A. de la que hablaremos más tarde.
Este despliegue industrial, que corresponde a los años dorados del juguete
de hojalata, se realizó pese a la carencia de infraestructuras tan básicas
como carreteras, energía, teléfono y telégrafo.
2. SEGUNDA ÉPOCA, 1936-1939.
LA GUERRA CIVIL Y EL PARÉNTESIS JUGUETERO
Las dos empresas más importantes de Ibi, Payá y Rico, fueron incautadas
en 1936 por el Sindicato Socialista, que las agrupó y denominó Payá y Rico
LA SOCIETAT INDUSTRIAL AL PAÍS VALENCIÀ
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Socializadas UGT. Ambas fueron concentradas en las naves de Payá.
Mientras, en noviembre de 1937, se creó la Cooperativa Rai, que al año
siguiente pasó a denominarse Fábrica nº 27 de la Subsecretaría de
Armamento.
Las nuevas factorías se adaptaban a las necesidades de la guerra. De elaborar
juguetes se pasó a fabricar balas, platos, vasos, cantimploras y espoletas
para bombas del ejército republicano. También acuñaron moneda
metálica de curso legal para la población de Ibi. Esta primera reconversión,
como la segunda del 84, pudo llevarse a cabo gracias a los expertos matriceros.
3. TERCERA ÉPOCA, 1939-1984.
DESPEGUE Y ÉXITO DE LA INDUSTRIA JUGUETERA
Después de la guerra los propietarios de las fábricas recuperaron su titularidad
e iniciaron el desarrollo de la industria.
La formación profesional de matriceros fue un constante empeño de Payá
Hermanos S.A. y el legado fundamental que dejó para el desarrollo de la
industria ibense. Entre 1942 y 1960 Payá Hermanos fundó y sostuvo dos centros
formativos destinados, preferentemente, a los hijos de los trabajadores
de la empresa, futura cantera de esta y de otras fábricas: La Escuela de
Aprendices y la Escuela de Formación Profesional.
En la Escuela de Aprendices se impartían clases de 9 a 12 de la mañana y
de 3 a 5 de la tarde. Constaba de cuatro cursos que se dividían en primero de
pre-aprendizaje, segundo de pre-aprendizaje y preparatorio. El maestro era D.
José Carbonell. Todo el material para el estudio se les facilitaba a los alumnos
gratuitamente. Las clases se iniciaban a los 10 años de edad y concluían a los
14, cuando los jóvenes podían incorporarse al trabajo. A la escuela podían
acudir, en primer lugar, los hijos de los empleados y después el resto de los
niños, pero no las niñas. Al término de los estudios los jóvenes pasaban a trabajar
en la empresa según sus aptitudes: los más brillantes iban a la Oficina
Técnica, en segundo lugar a la Administración, luego al Taller Mecánico y los
menos despiertos iban a cuchillería.
A la Escuela de Formación Profesional acudían los trabajadores una vez
terminada la jornada laboral, de 6 a 9 de la tarde. Constaba de cuatro cursos,
que eran impartidos, en la parte práctica, por los maestros de taller de la pro-
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EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI
pia fábrica, como Francisco Rico León, Alejandro Moltó Gómez, Fernando
Navarro “el colasero”, Ernesto Coloma Pastor, José Picó y José Monllor. La
enseñanza teórica estaba a cargo de dos de los propietarios, Nicolás Payá
Jover, que era ingeniero industrial, y Artemio Payá Rico, que era perito industrial
y farmacéutico.
Los alumnos tuvieron éxitos nacionales e internacionales en los concursos
de matricería y ajuste. Entre los laureles conseguidos se pueden citar el de
Juan Vicedo García, que fue declarado el mejor alumno nacional en la sección
de Matricería en 1949 en el concurso del sector en su fase nacional, y
Ramón Valero García, que consiguió el título de Aprendiz Nacional más
completo en 1957, con derecho a competir, meses después, en la fase internacional
que se celebró en Suiza. A esta fase concurrían todos los premios
nacionales y allí consiguió el premio internacional de Matricería y Ajuste.
LA SOCIETAT INDUSTRIAL AL PAÍS VALENCIÀ
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Posteriormente otras empresas también promocionaron escuelas de formación
hasta que en 1961 se creó la Escuela Sindical de Formación
Profesional, regentada por los Hermanos Salesianos. Conforme a los dictados
de la época, sólo los niños podían cursar estudios de Bachillerato y de
Formación Profesional.
Ibi pasó de ser un pueblo emigrante a recibir y dar trabajo a grandes contingentes
de inmigrantes. En 1955 el censo de Ibi era de 4.081 habitantes; en
1970 de 17.635. Este gran crecimiento urbano no distinguía las zonas de uso
residencial de las de uso industrial. Las viviendas crecieron alrededor de las
fábricas y éstas, en muchas ocasiones, iniciaban su actividad en las “porcheras”
o garajes de las viviendas, especialmente los talleres de la industrial auxiliar
del juguete.
El despegue de la industria juguetera de Ibi se realizó gracias al espíritu
emprendedor de los empresarios, la alta cualificación de los trabajadores,
muchos de los cuales con el tiempo constituyeron sus propias empresas, la
producción en cadena y la gran cantidad de juguetes que se exportaban. El
hito comercial por excelencia se encarnó en el Grupo Brotons, fundado por
Ángel Brotons. Fué la primera agrupación de fábricas para la venta de sus
productos tanto en España como en el extranjero.
El éxito del Grupo Brotons animó a la creación de otros grupos comerciales
que reunían a firmas jugueteras para su representación en el mercado
exterior como el Grupo Barval y el Grupo Macop.
En 1940 Alfredo Martínez Guillem empezó sus actividades industriales
tras abandonar su puesto de trabajo como mecánico en Payá Hermanos. Se
inició en la fabricación de neceseres de madera. Se enroló como combatiente
en la División Azul y a su regreso retomó su actividad industrial con la
fabricación de pistolas, revólveres y fusiles.
En 1942 se creó Juguetes Picó. El fundador de esta empresa fue Manuel
Picó Gisbert “El Tío Farol”. Procedía también de Payá Hermanos. Se estableció,
ayudado por su familia, en los bajos de su propia casa en la calle de
Colón. Junto al esposo de su hija Rosalía, Pepe Guillén “El Araña” y, poste-
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EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI
riormente, Ramón Pastor Payá, esposo de su hija Pepita. “El Tío Farol” fue
uno de los creadores, junto a otros, de la empresa Sanjuán y Compañía que,
con el tiempo, devendría en la empresa Juguetes y Estuches (Jyesa). Debido
al crecimiento de la empresa, se trasladaron a la calle de San Salvador y hacia
1985 se ubicaron definitivamente en la sede actual, en el polígono industrial
de L’Alfas. El 25 de octubre de 1968 falleció el “Tío Farol” pasando la empresa
a las hijas y nietos denominándose, en principio, Viuda de Manuel Gisbert
Pastor y más tarde Juguetes Picó S.A. En 1998, la multinacional francesa
Smoby se haría con el control de esta empresa pero manteniendo la marca
Picó para su serie de juguetes.
En 1945 Ernesto Coloma, jefe mecánico de Payá Hermanos, y José Pastor
Guillem, cuñados que tenían establecido un taller de reparación y alquiler de
bicicletas, decidieron fabricar triciclos. La familia de “Los Pascual”, carpinteros,
producían las partes de madera y ellos las metálicas. Su catálogo general
era de juguetes en los que las ruedas eran piezas fundamentales. Fabricaban
también carritos y sillas para muñecas. La sociedad se deshizo. Ernesto, su
hermano Bernardo, encargado de la sección de montaje de Payá Hermanos,
y José Pastor, crearon una empresa de fabricación de triciclos y patinetes, que
titularon “Ernesto Coloma García, fábrica de juguetes a mano”. En 1956 se
convirtió en Coloma y Pastor Sociedad Regular Colectiva e inauguró nueva
sede en la calle de Alicante. En 1968 se constituyó en sociedad anónima y en
1972 inauguraba las instalaciones actuales. Fueron ampliando su catálogo,
añadiendo el Go-Kart, motos a pedales y coches.
LA SOCIETAT INDUSTRIAL AL PAÍS VALENCIÀ
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En 1948 la familia de carpinteros “Los Pascual” fundaron Juguetes
Gozan, después de separarse de los Coloma. Entraron en sociedad con unos
mecánicos de Payá Hermanos para fabricar camiones de madera con la cabina
de hojalata, material que sacaban de los botes de leche condensada.
Tomaron como modelo los famosos camiones Pegaso. En 1984 se constituyeron
en Sociedad Anónima.
En 1949 comenzó a operar Francisco Miralles, un pequeño industrial
que se dedicaba a la construcción de juguetes de madera, algo inusual en Ibi.
En esta firma entraron nuevos socios para formar la empresa Ber-Mi-San.
Cuando tuvieron problemas de liquidez se asociaron con un catalán, Antonio
Berbegal Verdú, que había llegado desde Barcelona con su familia y buenos
ahorros para establecerse en la localidad. Aportó capital a la firma pero poco
después la empresa se disolvió. Este socio capitalista tomó la decisión de
refundarla con el nombre de Industrial Juguetera. Inició su andadura con la
fabricación de juguetes de madera. Posteriormente, con las aportaciones de
otros accionistas provenientes de Plásticos Santa Elena, y de Ángel Brotons
Martínez, del Grupo Brotons, la empresa mudó a sociedad limitada y, en
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EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI
1977, a sociedad anónima. A partir de la década de los cincuenta del pasado
siglo comenzó a fabricar de triciclos y bicicletas y a partir de los sesenta ya
tenía la proyección nacional e internacional que todavía conserva.
En 1949 se creaba también Juguetes y Herrajes, fundada por dos compañeros
de trabajo de Payá Hermanos: José Boronat Bernabeu y Alejandro
Beltrá Sanchís, que constituyeron una sociedad de cuentas de participación.
Inicialmente se dedicaban a la fabricación de herrajes para puertas, que luego
completaron con la elaboración de aviones de juguete realizados en zamac.
Fue la primera empresa española que fabricó coches en miniatura. En la
actualidad sigue elaborando réplicas de juguete de maquinaria de obras públicas.
En 1950 Victor José Esteve Bernabeu, su hermano Luis, Ricardo García
Esteve y José Guillem Verdú —del taller mecánico de Rico—, decidieron
asociarse para fabricar juguetes de hojalata. Pusieron en el mercado el primer
futbolín. Familiares y vecinos fueron sus primeros operarios. Su empresa se
llamó Guiesgar.
También en 1950 iniciaba su andadura Joaquín Valero S.A. bajo las marcas
comerciales de Vercor y Comando. El domicilio social estaba situado en
la calle de S. Roque, en una antigua almazara. Fabricaba sillas y carritos para
las muñecas. Esta empresa fue una de las fundadoras del conocido Grupo
Brotons.
En 1951 se creó la empresa Sagiver, fundada por “Sapiña”, José Verdú
Bou y Heriberto Gisbert, de ahí su nombre. Iniciaron su actividad en un local
de 20 m2 en la calle de Paca Guillem. Sus productos estrella eran las pistolas,
los rifles y los revólveres en miniatura confeccionados en zamac. En los años
ochenta realizaban miniaturas de motos y en la actualidad fabrican juguetes
de plástico. También pertenecen al Grupo Brotons, ahora denominado Btoys.
Ese mismo año de 1951 los hermanos Miguel y Ginés Bernabeu Gisbert, trabajadores
ambos de Jyesa, decidieron montar en la cochera de la casa de campo,
donde residían sus padres, un pequeño taller de matricería y moldes.
Posteriormente adquirieron una máquina para inyectar piezas de plástico y
comenzaron a fabricar pistolas de juguete. Elaboraban juguetes de todo tipo por-
LA SOCIETAT INDUSTRIAL AL PAÍS VALENCIÀ
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que nunca llegaron a especializarse en línea alguna de productos, pero son dignas
de destacar sus guitarras eléctricas. En el 2001 la fábrica Bernabeu Gisbert
S.L. sufrió un siniestro que le condujo al cese definitivo de sus actividades.
Climent Hermanos, conocida popularmente por Clim, fue fundada en
1951 por los hermanos José, Ramón, Rafael y Enrique Climent Gisbert. Se
especializó en juguetes eléctricos y mecánicos de gran formato. Tuvieron un
merecido éxito con sus excavadoras, barcos y tanques militares. En 1989
cesaron en su actividad.
Guillem y Vicedo fue fundada también en 1951, por un ibense, Francisco
Guillem García, que trabajaba como técnico en una de las fábricas de muñecas
de Onil. Fascinado por la primera máquina de inyección de plástico que
entró en Onil, contactó con José Vicedo García que tenía una pequeña fábrica
de obleas, y juntos emprendieron la aventura empresarial que les llevó a
instalar, también en Ibi, el portentoso invento. Para ello José solicitó la ayuda
de sus hermanos Luis y Juan, que trabajaban en Payá Hermanos. Su estilizada
muñeca Lisi fue la precursora de la Nancy de Famosa. Su producción se
extendió por Francia y Holanda. Llegaron a tener 110 trabajadores en 1970.
Cerraron en 1981.
El precedente de Juguetes Feber se sitúa en 1952, con Juguetes Rosvi,
empresa fundada por Ramón Vilaplana, Vicente Sáez Patiño y José Rodríguez
Zurita. En 1956 el Sr. Vilaplana y el Sr. Sáez abandonaron la empresa y se
creó la firma “José Rodríguez Zurita”. Feber fue formada por los hermanos
Ferre, el propio Sr. Rodríguez y uno de sus trabajadores, José Bernabeu. Al
cabo de algunos años los hermanos Ferre se hacen cargo de la empresa auxiliar
Pirotécnica Mirafé, en la que Feber tenía participación. En los primeros
años se dedicaron a fabricar pistolas con fulminantes. Esta producción se vio
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EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI
muy perjudicada porque la Pirotécnica Mirafé sufrió un grave accidente con
varios muertos. Este hecho provocó la prohibición gubernamental de comercialización
de este tipo de pistolas. en consecuencia se dedicaron a la fabricación
de otro tipo de juguetes. Actualmente se ha fusionado con la multinacional
Famosa.
En 1952, Faustino Villaverde León, Juan Rico Vilaplana, Luis Pérez Valls
y Alfredo Albert Tortosa, mecánicos de Payá y Rico, fundaban la empresa
Faustino Villaverde y Compañía S.R.C., que, en 1955, con la entrada de nuevos
socios, se transformaba en Plásticas Santa Elena, S.A. Esta denominación
se debía al uso de materiales plásticos y a la ubicación de la sede social en la
calle de Santa Elena. Su producción juguetera se centró en el menaje de cocina,
vajillas y “cocinitas”, de las que se hicieron un sin fin de modelos. La
empresa cerró en 2004.
En 1954 el taller de construcción de moldes para piezas fundidas de termoplásticos
y aleaciones blancas de metal de José Antonio Sanchis Pina se
reconvertía en fábrica de juguetes. En 1969 inauguró las nuevas instalaciones
con 10.000 m2 de superficie. Fue una de las primeras empresas que usaron
computadoras. En 1982, tras una serie de conflictos laborales, cerró definitivamente.
En 1955 la empresa Moltó y Cía S.R.C. fue fundada por los hermanos
Antonio y Pedro Moltó y su amigo José Moltó. Comenzaron a trabajar en un
pequeño local de apenas 40 m2. Antonio y Pedro eran mecánicos de Payá y
se encargaban de hacer la matricería y las embutidoras para trabajar los jugue-
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tes de hojalata gracias a la ayuda y la gran experiencia de su padre, Alejandro,
que fue el primer mecánico de Ibi. Los juguetes de madera estaban a cargo
de José, por la experiencia que tenía por haber trabajado en una carpintería.
A los pocos años entró a formar parte de la empresa otro socio, Vicente
Sanjuán. Los primeros juguetes que fabricaron fueron camiones y arrastres.
En 1959 instalaron la primera máquina de plástico para fabricar juguetes. En
1966 esta empresa asistía por primera vez a la Feria del Juguete de
Nüremberg. En el 2000 fueron inauguradas sus actuales instalaciones de Ibi,
con 22.000 m2. Además tienen otros centros en Miami, Hong-Kong y
Méjico.
En 1969 nacía el germen del primer polígono industrial con siete empresas.
El inicio del “boom” económico se puede situar en 1970, año en el que
operaban en Ibi más de 70 empresas jugueteras, entre las que se pueden destacar:
González Hermanos S.A., Manufacturas Deportivas S.A., Juguetes
Clan, Juguetes y Cocinas S.A., Antonio García Juan, Claudio Sanchis Pina,
Guisval S.A., Pilen S.A, Luis Esteve y Cía., Juguetes Pery S.A., Bernardo
Guillén Verdú, Juguetes Santana, Juguetes Mira S.A., Juguetes Román,
Obertoys, Juguetes Chicos S.L., entre otras muchas.
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EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI
El modelo de desarrollo emprendido en Ibi motivó la separación del suelo
industrial del urbano favoreciendo la instalación de las fábricas en los polígonos
industriales. El primer expediente de creación de polígono industrial se
inició en 1971 y se inauguró en 1974. En principio se llamó Carrero Blanco
y después El Derramador. A este primer polígono, le siguieron otros: Casa
Pau en 1984, L’Alfaç I en 1988, el de carácter privado Retiro-Casa Nova de
1995, L’Alfaç II de 1997, y en 1999 se inaugura el Alfaç III. En la actualidad
siguen las ampliaciones gracias a la presente diversificación industrial.
La época de bonanza de la industria juguetera se prolonga hasta la crisis
de 1984 en que se cierran las empresas pioneras y emblemáticas que arrastran
en su caída a numerosas pymes y talleres auxiliares. No obstante, en ese
mismo año se crea la empresa Lasoe. Durante los doce años en que funcionó,
esta empresa compaginó la producción de peluche —el 20%— con la de
artículos de regalo, que constituía el 80%. Esto era un buen ejemplo de la
diversificación que se avecinaba y la entrada de lleno en la economía postjuguetera.
LA SOCIETAT INDUSTRIAL AL PAÍS VALENCIÀ
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4. CUARTA ÉPOCA DE 1985 A NUESTROS DÍAS:
ECONOMÍA POSTJUGUETERA
La crisis del juguete vino de la mano de diversos cambios. En principio,
por el paso del juguete mecánico al electrónico y, posteriormente, por la mundialización
de los mercados.
El saber hacer y el espíritu emprendedor triunfaba de nuevo y en el pueblo
de Ibi surgieron nuevas empresas que adaptaban sus productos a las
demandas del mercado. Se implantaron sectores de componentes para el
mueble, la construcción, la jardinería, el automóvil, el calzado, la decoración
y también varias empresas de artes gráficas.
Pese a las diferentes crisis la industria de Ibi no ha dejado de crecer.
Aprendieron de sus antepasados que para instalarse era más importante el
trabajo, el riesgo y las buenas ideas que el capital inicial.
BIGLIOGRAFÍA
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EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI

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