lunes, 11 de enero de 2010

Hablemos del BUGATTI de Payá

A PROPÓSITO DE PAYÁ Y SU BUGATTI.

Por Raimundo Payá Moltó
D.N.I. 21.273.331

Me dirijo a Carrusel, revista internacional de juguetes antiguos, porque en su número 5, mayo-junio 2006, que tengo en mis manos, leo los artículos de Emilio Alemán y Salvador Claret sobre la “antigüedad Bugat Payá”.
Me llena de emoción todo lo que en ellos se dice, sobre todo cuando Salvador Claret escribe que “si Ettore Bugatti con su sensibilidad y buen gusto de patrón, algún Bugatti de juguete presidiese su mesa de despacho, este habría sido el Bugatti de Payá, un juguete que quedará como testimonio mundial de calidad y prestigio de nuestra industria juguetera”.
Recuerdo que, cuando en los años sesenta Payá fabricó, ya en la etapa de los juguetes de plástico, el Citroen Tiburón y sobre todo los Ferrari, se remitieron a las sedes centrales de Francia y Módena respectivamente y fueron muy bien acogidos. Agradecieron el envío y nos transmitieron su satisfacción por la forma en que estaban hechos y terminados.
Me presentaré: soy biznieto del hojalatero Rafael Payá Picó gracias al cual, en 1905 mi abuelo Pascual, junto a sus hermanos menores, puso los cimientos jurídicos para la fundación de la primera fábrica de juguetes de Ibi que mi padre, Raimundo, el mayor de sus hijos, tanto contribuyó a desarrollar.
Mi abuelo Pascual fue un empresario enraizado en Ibi. Nació, vivió y murió en la calle del Ravalet. Fué un autodidacta, como mi padre. Empezaron a trabajar y a dirigir la fábrica a muy temprana edad.
Sé pues de lo que hablo cuando me refiero a la historia de la fábrica que ha coincidido con mi propia historia. Algunos Payá seguimos vivos y sentimos profundamente que en estos tiempos en que existe un interés mayor por el mundo del juguete, puesto que se cotiza como antigüedad, no se recurra a quienes guardamos la memoria histórica. En cambio se consulta a quien carece de datos o los tergiversa. Así lo reconoce Emilio Alemán en su artículo en el que se duele, y yo con él, del flaco servicio que hace al conocimiento de nuestra historia juguetera, los dislates del actual responsable de P.A.Y.A. (que no Payá).
Este Sr, no es del pueblo de Ibi. Fué de los últimos trabajadores que llegaron a Payá. Así y todo lleva allí más de veinte años. Si no tansmite la verdadera historia será porque no quiere, medios para informarse no le faltan. Hay buenas publicaciones y lo que es más importante aún está viva la memoria no solo de familiares sino de los más veteranos trabajadores.
No es la primera vez que, a raiz de la celebración del Centenario del Juguete en Ibi, he tenido que desmentir los errores e imprecisiones que se han recogido en diversos artículos de la prensa nacional.
Me dispongo una vez más a aclarar algunas cuestiones: Payá intervino en promociones de productos o marcas pero no es cierta la peregrina teoría sobre el origen del Bugatti que no nació para promocionar marca alguna.
Las promociones que Payá realizó con Coñacs como Osborne, Terry, González Byass, Domecq y vinos de la Rioja, fueron sus famosos sacacorchos, tan apreciados por los someliers. Payá además de juguetes, también fabricaba cuchillería. Aunque la matricería para el estampado de las marcas, cada cual pagaba la suya, se realizaba en el Taller Mecánico, común tanto para juguetería como para cuchillería.
Posteriormente, para promocionar la cadena de Supermercados Spar, y alguna chocolatera, también se hicieron juguetes y elementos de cubertería.
Sobre las ruedas del Bugatti, me gustaría aclarar que también las llevaba la moto de referencia 804. Si alguien se pregunta por qué, diré que mi padre en la Oficina Técnica que dirigía tenía varios cartones-muestrario en los que colgaba los diferentes despieces, las ruedas, los resortes, y otros elementos.
En el cartón de las ruedas, que estaban numeradas, se exponían todas las que habían servido a otros modelos de juguetes. El número de la rueda, que figuraba en el cartón, correspondía al número de la matricería. Como la producción no era muy alta pero la gama de productos era muy extensa, los despieces y la matricería se guardaban y siempre que encajaban se aprovechaban para otros modelos. A veces había que forzar un poco su idoneidad o realizar lo que mi padre llamaba “refritos”, o sea, mezclar varios elementos ya fabricados para conseguir uno nuevo haciendo gala de una imaginación sorprendente. Así se conseguía un importante ahorro en todo el proceso: diseño, y matricería: cortadora, y copadoras.
Y eso es lo que ocurrió con las ruedas del Bugatti. Cuando mi padre empezó a diseñar el coche, vió que la rueda de la moto 804 acoplaba por su tamaño y estética. Estamos hablando de las décadas de los veinte y treinta del siglo pasado. Pero esta idea de aprovechamiento y ahorro presidió siempre la forma de hacer de mi padre especialmente en la etapa de la posguerra en la que tampoco se andaba muy boyante.
En los años sesenta, cuando empieza la etapa del plástico, cambia la forma de hacer aunque no de una manera radical puesto que el cartón muestrario, esta vez con las ruedas de plástico sigue guardándose.
Con respecto al comentario que se hace de la caja de embalaje del Bugatti, que es la original, es cierto. Aprovecho para comentar cómo Payá en los años en que se fabrica el Bugatti, también hacía en la misma fábrica estos y los demás envases que contenían sus productos.
El edificio inicial, donde se empezaron a fabricar los juguetes, cuando, posteriormente en 1.912, se hizo la primera nave, se dedicó a almacén de cartón. Se compraban partidas de cartón amarillo y también del que se describe como marrón con juguetes de colores. Estos cartones tenían unas dimensiones de aproximadamente 2x2 metros. Se llevaban a las cizallas, que estaban al principio de la nave de maquinaria, se troceaban y cortaban según las necesidades de embalaje de los juguetes que habían de contener y con un tampón, se estampaba el número de referencia de cada uno de los juguetes que se envasaba. Todo era muy artesanal. Estamos hablando de las décadas de los treinta y cuarenta, o sea, de arqueología industrial.
Los cartones amarillos eran lisos. Para adornarlos se hacían unas litografías de los juguetes que contenían. Generalmente, con este cartón se envasaban los trenes más pequeños. Para los trenes eléctricos y los de mayor volúmen se realizaban, también en la fábrica, unas maletas de madera pintada y cartón para dar más prestancia al producto. Ese mismo modelo de maleta pero de un tamaño mayor y reforzada fue la que me hizo mi padre para ir al Campamento de Milicias Universitarias.
También se utilizaban los recortes de las cajas de cartón para anotar y llevar el control de las piezas sueltas que estaban en proceso de producción. En estos cartoncitos se ponía la cantidad de piezas que se habían cortado y copado y se anotaban las salidas para el montaje de las mismas.
La estuchería litografiada se fué imponiendo en la década de los cincuenta. Y en la de los setenta las cajas con ventana, que mostraban el producto que contenían. Lo pidió el importador y distribuidor en Francia M. Lambotte de la firma Difussión Française du jouet, para que los productos lucieran mejor en las nuevas grandes superficies. Fue una verdadera innovación en España. Habían demostrado conocer el oficio. Procuraron a Payá ventas masivas del Tiburón Citroen , Motociclon y los Ferraris.
Puedo hablar, si el asunto interesa, de otras buenas prácticas de la época como los cartapacios, el funcionamiento de la Oficina Técnica o el diseño y los colores de los juguetes. Aún tengo la memoria viva. Con todo gusto contestaré, si lo sé, a las preguntas de los lectores. Ofrezco mi colaboración para satisfacer la curiosidad de quienes deseen aclarar o ampliar cualquiera de estos temas. Confío así en que pasen a la posteridad como de verdad fueron y no como interesan a quienes ni los conocieron ni los apreciaron.

2 comentarios:

Fran Herranz dijo...

Estoy sindicado a su blog. Yo he conocido algunos juguetes de paya (incluso recuerdo alguna sintonía de un anuncio de televisión...)
Sigo este blog aunque no sea un estudioso del tema por dos razones: me gusta conocer la historia de los juguetes en españa y la documentación que se aporta aquí es importante.
La otra es la forma de contarlo, del cariño que se desprende hacia los juguetes...
enhorabuena.

gonzalogp dijo...

todo es muy emocionante. pero tu abuelo no hizo nada qrue sus hermanos menores no hicieran por él. Payá fue una obra conjunta de Vicente. Emilio y Pascual. por terceras partes identicas. qque quede claro. y que lo sepa todo el mundo. Gonzalo Gosalbez Paya.