miércoles, 21 de octubre de 2009

JUGUETES DE PLAYA

Por Raimundo Payá Moltó
raimundopaya@telefonica.net

Cuando hablo de juguetes de playa me refiero a los juguetes que se usaban para jugar en la arena y con el agua del mar, aunque también se utilizaban en parques y en general al aire libre.
Las vacaciones, hoy en día, son un derecho laboral pero anteriormente eran un lujo que solo se permitían las familias acomodadas.
Recuerdo hacia los años cuarenta del pasado siglo, cuando fui con mis padres a la Playa de Levante de Benidorm. En toda esa inmensa playa solo habitábamos tres familias. Nosotros, el abuelo del actual torero de Valencia, Barrera, y unos señores de Madrid. Qué diferente de la aglomeración de nuestros días.
Todo esto viene a colación porque, como fácilmente puede deducirse, el mercado de los juguetes de playa era muy escaso. En estos momentos los juguetes de playa son un capítulo importante y el cambio no ha venido solamente por la cantidad de niños y niñas que los utilizan sino porque ya no son de hojalata litografiada con mango de madera sino de puro plástico.
Mi padre, cómo no, nos trajo los cartones de juguetes de playa compuestos de pala corta y larga, rastrillo, moldes para hacer estrellas de mar, peces y conchas. Llenándolas de arena húmeda, alisándolas con las palas y desmoldándolas, nos pasábamos horas. El cubito, era una mochila con el fin de transportarlo con mayor comodidad en las mañanas de vacaciones junto al mar. Las tardes las dedicábamos a pescar en el puerto porque a la playa en aquel tiempo sólo se iba por las mañanas.
Recuerdo que trajo la sencilla canoa que se empezó a fabricar en 1935 pero, por supuesto, sin el resorte mecánico de cuerda que lo convertía en fuera borda. Eso estaba destinado a superficies de agua más tranquilas no estaban hechos para las olas del mar. Tenía una longitud de 36 cms. y sus colores eran amarillo, verde y rojo.
También trajo la motora referencia 919, igualmente sin resorte, de hojalata serigrafiada en rojo, azul, blanco y negro. Tenía 18 cms de eslora. El conductor era una figura de chapa mientras que el salvavidas y las piernas del conductor tan solo estaban dibujadas sobre la cubierta.
La canoa Pof-Pof era muy divertida por el sonido que emitía pero no servía para la playa. Solo podíamos verla evolucionar en un buen barreño o en la bañera de casa.
Payá en su primer catálogo de juguetes a todo color, solamente tiene las referencias 431 y 432 que son dos cubos. El mayor de 85x85 mm. Y el pequeño de 60x60. Ambos de chapa litografiada. Sin embargo en la tarifa de precios de 1937 de las Industrias Payá y Rico socializadas U:G.T. Ibi únicamente aparece la referencia 432, al precio de 2,50 pts la docena.
Aprovecho la ocasión para hacer el siguiente comentario sobre el famoso primer catálogo de Payá. Estudiosos y coleccionistas de juguetes lo datan en 1923. La verdad es que no sé con que fundamento realizan esta aseveración porque en su portada se puede leer: Payá Hermanos S.A. Bien es verdad que era costumbre denominarlos Payá Hermanos desde los inicios aunque se tenía como marca La Sin Rival y ya el 15 de Diciembre de 1912 los tres hermanos Pascual, Emilio y Vicente hacen su escritura como Compañía Regular Colectiva como Payá Hermanos. Sin embargo hasta el 2 de julio de 1924 no realizaron la escritura como Payá Hermanos S.A. En consecuencia podríamos pensar que el catálogo no sería anterior a esa fecha.
Payá hasta después de la guerra civil en los años cuarenta, realmente no fabricó juguetes de playa. Entre otras cosas porque en Vigo la firma Rei tenía la chapa litografiada a pié de fábrica. La chapa litografiada abundaba por aquellos lares gracias a la industria conservera gallega. En consecuencia vendían estos artículos a muy bajo precio. Era difícil competir con ellos.
Juguetes Hispania de Barcelona que fabricaban artesanalmente juguetes de hojalata unida con soldadura y pintada, tiene catalogadas panoplias con utensilios para jugar en la playa. Barcelona estaba junto al mar pero Payá y Rico, que también hizo cubitos, estaban en la montaña. Cubrir los treinta y seis kilómetros que separan Ibi de la costa alicantina suponía una aventura y varias horas de viaje.
No obstante los cubitos tenían otra utilidad. Servían también para guardar los estropajos y el jabón y era habitual verlos junto a los fregaderos de muchas casas. Creo que este uso contribuyó a que fuera el objeto más fabricado.
Los coleccionistas de los juguetes de playa de hojalata litrografíada, tienen, en general piezas impecables, nuevas. Seguramente las habrán adquirido en jugueterías antiguas como me contaba uno de ellos. Cuando iban a cerrar alguna juguetería antigua se pasaban a ver que tenían guardado y así se hicieron con cubos, palas o rastrillos porque los que se utilizaban en la playa se perdían, se oxidaban o estropeaban con el tute que le dábamos todos los críos.

Vitrina para Exposición Regional Valenciana 1909


CIEN AÑOS DE LA EXPOSICIÓN REGIONAL VALENCIANA

Por Raimundo Payá Moltó
raimundopaya@telefonica.net


El primero de mayo de 1909 se inauguró este gran acontecimiento que se prolongó a lo largo de todo el año. Fué organizado por el Ateneo Mercantil y marcó un antes y un después en el quehacer económico del siglo XX.
La Exposición Regional fue una muestra de la oferta comercial, industrial, cultural, turística, festiva y agroalimentaria de la Región Valenciana agrupada en los cuatro pilares sobre los que se asentó toda la exhibición: Infraestructuras, Cultura, Industria y Agricultura.
Las empresas valencianas, constituyeron un motor fundamental de la exposición. Las nacientes industrias, que representaban una gran variedad de sectores productivos, participaron como expositores. La celebración de la Exposición supuso la transición de una economía basada en la agricultura a la industrialización.
Al finalizar la Exposición se entregaron a los participantes las recompensas que habían obtenido. Medallas de oro, plata y cobre o menciones honoríficas. Tomás Trenor, gran organizador de este magno evento, encargó el diseño de las medallas a Mariano Benlliure y fueron acuñadas por la Casa de la Moneda. Del diseño de los Diplomas se encargo Juan J. Zapater.
El listado de expositores se elevó a 1.377 entidades. De aquellas empresas participantes solo 23 perduran pertenecientes a los sectores textil, metalmecánico, juguete, lampistería, mueble y agroalimentación.
La Cámara de Comercio de Valencia ha homenajeado a estas 23 empresas en un acto celebrado en uno de los pocos Palacios que todavía perduran, de los que se hicieron con motivo de la Exposición haciendo entrega a los representantes de las citadas empresas de una placa conmemorativa reconociendo su trayectoria.
En la Mesa presidencial acompañando al titular de la Cámara Arturo Virosque estaban:la Alcaldesa de Valencia, el Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana y la Consellera de Industria, Comercio e Innovación.
Rita Barberá destacó:”Un mundo empresarial que supo aprovechar la oportunidad de la Exposición Regional para dar a conocer sus productos, para introducir en sus empresas nuevas técnicas y transformarse, para iniciar un tránsito de modernización, de proyección exterior y de creación de riqueza y empleo”...”estas 23 empresas son un referente y la mejor evocación del espíritu que movió a los valencianos a poner en marcha aquella Exposición Regional”.
Por su parte Arturo Virosque calificó a las 23 empresas homenajeadas como “testigos y protagonistas de la apasionante historia del siglo transcurrido desde la Exposición Regional a la que consideró como un antes y un después para la sociedad y la economía valencianas y fue posible gracias al esfuerzo de las empresas de Alicante, Castellón y Valencia que supieron aunar intereses y esfuerzos para mostrar la extraordinaria pujanza y posibilidades de nuestra región”.
La única empresa homenajeada de la provincia de Alicante fue Payá Hermanos. Había cuatro de Castellón y diecisiete de Valencia. La mayoría eran empresas familiares. Han conservado generación tras generación los diplomas y las medallas conseguidas en la Exposición Regional, las fotografías de los stands y vitrinas que montaron sus bisabuelos así como diverso material gráfico que nos cuenta cómo fue la vida de sus propietarios.
Payá Hermanos obtuvo Diploma de Honor con medalla de Oro y fue invitada a participar en la Exposición Nacional de Buenos Aires de 1910 que se organizó para conmemorar el Primer Centenario de la Independencia de Argentina. Este galardón, debidamente enmarcado se conserva en el Museo Valenciano del Juguete de Ibi. La instalación que llevó Payá Hermanos consistía en una vitrina de estilo modernista que se pudo contemplar en la sala primera del piso segundo del Pabellón dedicado a la Industria. Era el número 95 de los expositores y concurrió con su marca de entonces: LA SIN RIVAL. Fábrica de juguetes metálicos. Sistema Payá. Construcción moderna por medio de engafes. Resistencia increíble.
Lleno de emoción por el recuerdo de cuanto mis antepasados hicieron por el pueblo de Ibi, tuve el honor de recoger la placa conmemorativa destinada a Payá Hermanos. Espero quede depositada en el Museo Valenciano del Juguete según deseo que expresé a la Alcaldesa de Ibi para que lo transmitiera al resto de miembros de la Fundación del Museo del Juguete Valenciano de Ibi.
También me entregaron varios ejemplares del Libro que ha editado La Cámara de Valencia titulado “Exposición Regional Valenciana”. Deposité un ejemplar en el Museo del Juguete y otro en el Archivo Municipal de Ibi. Estos libros incluyen la generación de la exposición así como otras muchas informaciones entre las que figuran una reseña histórica de cada una de las 23 empresas homenajeadas. La de Payá Hermanos está en las páginas 157, 158 y 159 y alguna de las fotografías que ilustran el reportaje son las que acompañan este artículo.

viernes, 21 de agosto de 2009

1ª Tarjeta de Visita de Payá




Documento de Payá en el que dice que el año que Payá inició la fabricación de juguetes es 1893


La escritura de cesión de Rafael Payá Picó de su taller de hojalateria hacia sus 3 hijos Pascual, Emilio y Vicente Payá Lloret fué el 3 de Febrero de 1905. Lo que no sé es porqué algunos estudiosos de Payá Hnos. citan el año 1.902 como inicio de la actividad juguetera.

Jurídicamente las escrituras son las siguientes: el 15 de diciembre de 1912 la empresa se convierte en Cia. Regular Colectivacon el nombre de Payá Hnos, aunque desde un inicio según consta en su tarjeta de visita de 1.906 tenia como marca "La sin rival " pero ya dice tambien "Payá Hnos", por último el 2 de julio de de 1924 la empresa se convierte en " Payá Hnos. S.A."mediante la transformación de la anterior Cia. Regular Colectiva. La nueva sociedad se constituyó con un Capital social de un millon de ptas. , aunque el inicalmente suscrito sólo alcanzó las 856.500. El Capital de la sociedad se dividió en 650 accciones de dos tipos : 150 de la serie A, por un valor nominal de 5.000 ptas. y 500 de la serie B de 500 ptas. , de las que 297 no fueron desembolsadas en un principio.

Los integrantes del Consejo de Admon. fueron Pascual , el hermano mayor, como Presidente y Emilio y Vicente como consejeros , su cuñado Francisco Torró , casado con Milagros , era el secretario. En 1934 a la muerte de Francisco, le sustituyó en la Secretaria del Consejo, el 2º hijo de Pascual , Ramon Payá Rico, ya que Raimundo, primer hijo de Pascual , era el técnico de la empresa desde 1.917 .

Tarjeta postal Payá 1940


Juegos Playa







Los articulos fabricados por Payá de los que hablo en mi escrito son los que a continuación expong0.

Juguetes playa







lunes, 20 de julio de 2009

El Juguete en la Sociedad industrial de IBI

EL JUGUETE EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL DE IBI

A finales del siglo XIX Ibi era un pueblo eminentemente agrícola y emigrante. En 1900 la población ascendía a 3.653 habitantes, el 77% vivía de la tierra y dependía de unos pocos terratenientes. Los factores físicos tampoco propiciaban un desarrollo floreciente de la agricultura. Las precipitaciones escasas, el terreno montañoso y el suelo arcilloso y calcáreo donde se asienta no lo permitían. En consecuencia había una gran desigualdad social.
Los ibenses emigraban, los varones para trabajar en las fábricas de tejas de la comarca por eso se les denominaba “els taulers” y las mujeres para emplearse en el servicio doméstico. Es en esta época cuando se inicia el negocio heladero. Las familias marchan, durante largas temporadas, a las ciudades calurosas del sur de la península, Canarias y hasta el Norte de Marruecos , especialmente a Casablanca y a Tetuán. Salían en primavera y regresaban en Septiembre para las fiestas patronales.
La protoindustrialización la constituyó la fábrica de papel y los Pozos de Nieve. El historiador Cavanillas reseña que ya en 1797 en Ibi había comercio de nieve. La fábrica de papel estaba situada junto al lavadero municipal que se inauguró en 1903. También existían artesanos de la madera y el hierro, albañiles y otros oficios que trabajaban para el mercado local y el hilado que se realizaba para las fábricas de Alcoy y Bocairente.
A partir de 1893 la familia Payá inicia la Industria Juguetera verdadero motor de la industrialización de Ibi. Unos años mas tarde se instalan dos talleres auxiliares para la fabricación de heladeras y otros utensilios necesarios para la elaboración y la venta del helado. El primero de estos talleres lo fundan Pascual y Valls antiguos trabajadores de Payá y el otro los hermanos Palau que procedían de Verdú y Cía., segunda empresa juguetera de Ibi.
La industrialización ibense podemos dividirla en cuatro grandes épocas:
Primera época 1893-1936. Desde los inicios a la Guerra Civil.
Sin ninguna tradición previa, el inicio de la industria parte de una decisión adoptada en el seno de la familia Payá pasando de ser hojalateros a jugueteros. Empezaron vendiendo sus productos en los mercados semanales de las poblaciones vecinas, Alcoy, Jijona y la comarca. El carácter innovador de esta decisión vino a transformar radicalmente las bases económicas y sociales de Ibi desde los oficios a las maneras de pensar.
Tenemos documentación, el catálogo de la Feria de Valencia de 1963 y la publicidad que se repartió en esos días que señala el año 1893 como el inicio de la fabricación de los primeros juguetes.
INSERTAR LA HOJA DEL CATALOGO Y LA DE PUBLICIDAD
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Los primeros juguetes se hicieron a base de hojalata soldada y pintada a mano, imitando las piezas que en la hojalatería se venían haciendo para el uso doméstico. Reprodujeron, en miniatura para el público infantil, los platitos, ollitas, alcuzas, lecheras, candiles, tacitas y otros enseres. La iniciativa tuvo éxito y la empresa va creciendo a base de autofinanciación y reinversión hasta que el 3 de febrero de 1905 se hace la primera escritura de constitución de la Sociedad Juguetera que denominaron “La sin Rival”.
Es Rafael Payá Picó nacido en 1845 y teniendo sesenta años quien la otorga, a favor de sus hijos Pascual de 27 años, Emilio de 23 años y Vicente de 19, ante el notario de Ibi Juan Gómez Alonso. Sin embargo su hijo mayor Rafael no entra a formar parte de esta sociedad porque se quedó con la hojalatería inicial. Como corresponde a la época las hermanas María y Milagros estuvieron excluidas de la escritura. María permaneció soltera hasta su muerte y cuidó de su padre pero también trabajó para la fábrica sobre todo en los inicios. Milagros se casó con Francisco Torró quien llevaba la administración de la fábrica y fue Secretario del Consejo. Aún se conservan las Actas que levantaba con una letra y estilo pulido y hermoso.
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INSERTAR FIGURA Nº 1. TARJETON DE LA SIN RIVAL.
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Como puede leerse en el tarjetón en los inicios no solo se fabricaban juguetes sino que también se anunciaban como especialistas en composturas de instrumentos musicales y todo tipo de trabajos adelantados. La pericia para reparar estos objetos les venía de su destreza en la hojalatería y su afición a la música. Tocaban en la Banda Municipal el clarinete y el saxo.
En 1909 La sin Rival presenta en la Exposición Regional, celebrada en el Ateneo Mercantil Valenciano, dos vitrinas de modelos de juguetes. Recibe la medalla de oro y la invitación, por parte de la Cámara de Comercio Valenciana, a participar en 1910 en la Exposición que se celebró en Buenos Aires, con motivo de la celebración del Primer Centenario de la Independencia de Argentina.
Estos dos hitos constituyeron el paso de un modo de hacer artesanal a uno puramente industrial. En 1918 la producción de los juguetes evoluciona. Se engafan y se litografían. Es en esta época cuando se diversifica el negocio creando también una rama dedicada a la cuchillería.
A la vista de la buena marcha de Payá y los éxitos alcanzados en la Exposición Regional de Valencia, en 1910 aparece la competencia compuesta por los primeros trabajadores de la empresa que se independizan.
La formaron Francisco, conocido como Miguel Pina Pérez de oficio pintor y fotógrafo o sea, uno de los que por aquel entonces podríamos considerar como trabajador cualificado de la empresa. Agapito Bernardo Verdú Verdú, mecánico. Jaime Esteve Bastant de oficio herrero y de apodo “Jaume el ferré” y Joaquín Doménech Rico de oficio tallista, conocido por el apodo “Chimo el alabarder”. Constituyeron una Sociedad Regular Mercantil Colectiva, mediante escritura pública ante el notario de Ibi D. José María Laguna y Azorin el 29 de mayo de 1911, dedicándose a la fabricación de juguetes de metal en todos sus ramos y a la venta de los mismos. La razón social se denominó A.B.Verdú y Cía. Se constituyó la sociedad con un capital social de seis mil pesetas siendo socios capitalistas el Sr. Pina, el Sr. Verdú y el Sr. Esteve con una aportación de dos mil pesetas cada uno que las fueron entregando a medida que lo exigía el desarrollo del negocio. En cambio el Sr. Doménech formaba parte de la empresa únicamente como socio industrial sin aportación económica.
Al margen del capital indicado los Sres. Pina, Verdú, Esteve y Doménech aportaron útiles y herramientas. El domicilio de la Empresa fue en la Calle San Blas denominada “El Ravalet”, nº 61. La empresa crece rápidamente según muestra el rápido incremento de trabajadores.
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FIGURA Nº 2. FOTOGRAFIA. Periodo 1910/1913. Los socios fundadores. Fila superior de izquierda a derecha Jaime Esteve. El joven Clemente hijo de Agapito que no era socio. Joaquín Doménech, Miguel Pina Pérez, y Agapito Bernardo Verdú. A continuación están los Hermanos Palau Antonio y Pepe que al independizarse, fundaron la Industria Auxiliar para el helado. El resto lo componen los trabajadores y operarias.
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De 1914 a 1920 cambió tres veces de denominación, como consecuencia de sus múltiples dificultades económicas y variaciones en cuanto a miembros de la sociedad.
En 1917 D. Santiago Rico Molina que ejercía de Agente Comercial y representante de esta firma además de representar también a una fábrica de muñecas de Onil, aporta capital y entra a formar parte de la Sociedad que pasa a denominarse Verdú, Rico y Cía. En febrero de 1920 desaparece Verdú, Rico y Cía y con aportación de capital extranjero se crea Rico S.A.
Los Sres. Francisco Miguel Pina Pérez, Agapito Bernardo Verdú y Joaquín Doménech venden su participación y no forman parte del accionariado. No obstante continúan vinculados a la empresa como trabajadores. Como socio en la nueva empresa queda Jaime Esteve con una participación de trescientas acciones que suponen el 3’6% del capital.
Esta empresa introduce en la industria juguetera ibense tres aspectos esenciales: La empresa no familiar. La aparición del empresario propiamente dicho. La entrada de capital extranjero que aportó D. Gottardo De Andreis, de Metalgraf Española E.C. con domicilio social en Barcelona y con factoría en Badalona. Dicho Sr., conocido de D. Santiago Rico era de procedencia italiana. Esta empresa fue la gran competencia de Payá Hermanos y produjo artículos de gran calidad.
En 1908 Quintín García Verdú, en los bajos de la casa familiar en la calle Santa Rita, comienza la fabricación de obleas para helados que en los años sesenta amplían a turronería y confitería. El negocio lo continuan sus hijos Ismael y José. En los años veinte del siglo pasado trasladan la fábrica a la Calle Castalla. Ese fue el domicilio social hasta 1996 en que se traslada a la Ciudad Deportiva hasta el 2005 que fijan la sede en el Polígono Industrial del Alfaz donde continua en la actualidad.
En 1912 Salvador Pascual García decidió establecerse por su cuenta. Fue el primer trabajador contratado por Payá, y una vez que aprendió el oficio de hojalatero decidió independizarse asociándose a su cuñado Gaspar Valls Verdú. Crearon la firma Pascual y Valls, PAYVA, que se dedicó a la producción de maquinaria para la elaboración de helado: heladoras, chambiteras, palas para los granizados y otros materiales.
En los años sesenta ampliaron sus líneas y comenzaron a fabricar obleas. Posteriormente diversificaron la producción y también hicieron juguetes metálicos sencillos hasta que 1985 cerraron la fábrica.
También a principios del siglo comienza la actividad de los hermanos José y Antonio Palau Doménech. Eran empleados de Verdú y Cía. Iniciaron su actividad hojalatera con la fabricación de recipientes para helados, en un pequeño local de la calle Colón. Posteriormente también hicieron juguetes y compatibilizaron ambas actividades por algún tiempo. Mas tarde abandonaron totalmente lo relacionado con el helado y se dedicaron solamente a la industria juguetera. El 6 de abril de 1967, José, Vicente, Joaquín y Ricardo Palau Guillen, hijos del fundador José, constituyen Palau Hermanos S.L. que desde esa fecha siguen fabricando juguetes.
En la calle Santa Rita, “El Tío Bota” instaló una pequeña fábrica de obleas. Estaba situada en los bajos de una casita frente al río Els Caixetes. La actividad perduró durante la Guerra Civil hasta su desaparición.
En 1925 por iniciativa de Luis Ferrando, empleado del taller mecánico de Payá, José Sanjuán, Antonio González y Manuel Picó, también operarios de Payá, se crea la Empresa: González, Sanjuan y Cía. Dos años más tarde González abandona la empresa. Entonces pasó a denominarse Sanjuán y Cía. En 1932 surge la empresa Picó y Cía que mantiene sus actividades hasta la guerra civil española. En 1936 se constituye en Sociedad Anónima pero Manuel Picó se traslada a Córdoba para montar un almacén de juguetes. El 26 de marzo de 1936 se constituye Juguetes y Estuches, (Jyesa) nombrada así porque fabricaban, además de juguetes, estuches para jeringuillas. Sus socios fueron Francisco Peydró, Enrique Guillem, José Sanjuán y José Bernabeu.
En 1934 aparece la primera industria auxiliar del juguete, Claudio Reig Company que empezó fabricando los fuelles para el Cine Sonoro Rai de Payá Hermanos. Posteriormente amplió su muestrario con la fabricación de voces para muñecas. Ocupaba un local de 40 m2. y daba ocupación a cinco personas. En 1940 ya dispone de 15 operarios e inicia la aventura musical fabricando armónicas. En 1950 se crea Claudio Reig S.A. entrando a formar parte de la sociedad Payá Hermanos y en 1957 se traslada a la actual sede en la calle Juan Carlos I. Ocupando una superficie de 12.000 m2. En 1936 se crea Picó S.A. de la que hablaremos más tarde.
Este despliegue industrial, los años dorados del juguete de hojalata, se realizó pese a la carencia de infraestructuras tan básicas como las carreteras, la energía, el teléfono y el telégrafo.
Segunda época 1.936-1939. La guerra civil y el paréntesis juguetero.
Las dos empresas más importantes, Payá y Rico fueron incautadas en 1936 por el Sindicato Socialista quien las agrupó y denominó Payá y Rico Socializadas UGT. Concentradas en las naves de Payá.
En noviembre de 1937 se creó la Cooperativa Rai que en 1938 pasó a llamarse Fábrica nº 27 de la Subsecretaría de Armamento.
Las nuevas factorías se adaptaban a las necesidades de la guerra. De fabricar juguetes se pasó a fabricar balas, platos, vasos, cantimploras, y espoletas para bombas del ejército republicano. También acuñaron moneda metálica de curso legal para la población de Ibi. Esta primera reconversión, como la segunda del 84, pudo llevarse a cabo gracias a los expertos matriceros.
Tercera época 1939-1984. Despegue y éxito de la Industria Juguetera.
Después de la guerra los propietarios de las fábricas las recuperaron e iniciaron el desarrollo de la Industria.
La formación profesional de matriceros fue un constante empeño de Payá Hermanos S.A. y el legado fundamental que dejó para el desarrollo de la Industria Ibense.
Desde 1942 a 1960 Payá Hermanos funda y sostiene dos centros formativos destinados, preferentemente a los hijos de los trabajadores de la Empresa, futura cantera de esa y otras fábricas: La Escuela de Aprendices y la Escuela de Formación Profesional.
En la Escuela de Aprendices se impartían clases de 9 a 12 de la mañana y de 3 a 5 de la tarde. Constaba de cuatro cursos que se dividían en Primero de pre-aprendizaje, segundo de pre-aprendizaje y Preparatorio. El maestro era D. José Carbonell. Todo el material para el estudio se les facilitaba a los alumnos gratuitamente. Las clases se iniciaban a los 10 años hasta los 14 que en aquellos momentos era la edad a la que podían incorporarse al trabajo. A la escuela podían acudir, en primer lugar, los hijos de los empleados y después el resto de los niños, las niñas no. Al término de los estudios los jóvenes pasaban a trabajar en la empresa según sus aptitudes: los más brillantes iban a la Oficina Técnica, en segundo lugar a la Administración, luego al Taller Mecánico y los menos despiertos iban a cuchillería.
A la Escuela de Formación Profesional acudían una vez terminada la jornada laboral de 6 a 9 de la tarde. Constaba de cuatro cursos que eran impartidos por los maestros de taller de la propia fábrica como Francisco Rico León, Alejandro Moltó Gómez, Fernando Navarro “el colasero”, Ernesto Coloma Pastor, José Picó y José Monllor, esto en cuanto a la práctica. La teoría estaba a cargo de dos de los propietarios, Nicolás Payá Jover, que era ingeniero industrial, y Artemio Payá Rico que era perito industrial y farmacéutico.
Los alumnos tuvieron éxitos nacionales e internacionales en los concursos de matricería y ajuste. Entre los laureles conseguidos se pueden citar el de Juan Vicedo García que fue declarado el mejor alumno nacional en la Sección de Matricería en 1949 en el concurso del sector en su fase nacional. Posteriormente Ramón Valero García consiguió el título de Aprendiz Nacional más completo en 1957 con derecho a competir, meses después, en la fase internacional que se celebró en Suiza. A esta fase concurrían todos los premios nacionales y allí consiguió el premio internacional de Matricería y Ajuste.

FOTOS Curso 1945-1946; excursión fin de curso a Villa Serra y entrega de premio a Ramón Valero.
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Posteriormente otras empresas también promocionaron escuelas de formación hasta que en 1961 se creó la Escuela Sindical de Formación Profesional que regentaron los Hermanos Salesianos. Conforme a los dictados de la época, solo los niños podían cursar estudios de Bachillerato y de Formación Profesional.
Ibi pasa de ser un pueblo emigrante a recibir y dar trabajo a grandes contingentes de inmigrantes. En 1955 el censo de Ibi era de 4081 habitantes en 1970 de 17.635. Este gran crecimiento urbano no distinguía las zonas de uso residencial de las de uso industrial. La viviendas crecieron alrededor de las fábricas y éstas, en muchas ocasiones, iniciaban su actividad en las “porcheras” o garajes de las viviendas, especialmente los talleres de la industrial auxiliar del juguete.
El despegue de la Industria Juguetera de Ibi se realizó gracias al espíritu emprendedor de los empresarios, la alta cualificación de los trabajadores, muchos de los cuales con el tiempo constituyeron sus propias empresas, la producción en cadena y la gran cantidad de juguetes que se exportaban. El hito comercial por excelencia se encarnó en el Grupo Brotons, fundado por Angel Brotons. Fué la primera agrupación de fábricas para la venta de sus productos tanto en España como en el extranjero.
El éxito del Grupo Brotons animó a la creación de otros grupos comerciales que reunían a firmas jugueteras para su representación en el mercado exterior como el Grupo Barval y el Grupo Macop.
En 1940, Alfredo Martínez Guillem empezó sus actividades industriales abandonando su puesto de trabajo como mecánico en Payá Hermanos. Se inició en la fabricación de neceseres de madera. Se enroló como combatiente en la División Azul y a su vuelta retoma sus actividades industriales empezando la fabricación de pistolas, revólveres y fusiles.
En 1942 se crea Juguetes Picó. El fundador de esta empresa fue Manuel Picó Gisbert “El Tío Farol”. Procediá también de Payá Hermanos. Se estableció, ayudado por su familia, en los bajos de su propia casa en la calle Colón. Junto al esposo de su hija Rosalía, Pepe Guillén “El Araña”, y posteriormente, Ramón Pastor Payá esposo de su hija Pepita. “El Tío Farol” fue uno de los creadores, junto a otros, de la empresa San Juan y Compañía que con el tiempo devendría en la empresa Juguetes y Estuches, conocida como Jyesa. Debido al crecimiento de la Empresa se trasladaron a la calle San Salvador y hacia 1985 se ubicaron definitivamente a la sede actual en el Polígono Industrial de L’Alfas. El 25 de octubre de 1968 falleció el “Tío Farol” pasando la empresa a las hijas y nietos denominándose, en principio, Viuda de Manuel Gisbert Pastor y más tarde Juguetes Picó S.A. En 1998, la multinacional francesa Smoby se haría con el control de esta empresa pero manteniendo la marca Picó para su serie de juguetes.
En 1945 Ernesto Coloma, jefe mecánico de Payá Hermanos y José Pastor Guillem, cuñados que tenían establecido un taller de reparación y alquiler de bicicletas, decidieron fabricar triciclos. La familia “Los Pascual”, carpinteros, producían las partes de madera y ellos las metálicas. Su catálogo general era de juguetes en los que las ruedas eran piezas fundamentales. Fabricaban también carritos y sillas para muñecas. La sociedad se deshizo. Ernesto, su hermano Bernardo, encargado de la sección de montaje de Payá Hermanos y José Pastor, crean una empresa de fabricación de triciclos y patinetes y le ponen el nombre de Ernesto Coloma García, Fábrica de Juguetes a mano. En 1956 se convirtió en Coloma y Pastor Sociedad Regular Colectiva e inauguró nueva sede en la Calle Alicante. En 1968 se constituyen en Sociedad Anónima y en 1972 inauguran las instalaciones que mantienen en la actualidad. Fueron ampliando su catálogo, añadiendo el Go-Kart, motos a pedales y coches.
En 1948 la familia de carpinteros “Los Pascual” fundan Juguetes Gozan, después de separarse de los Coloma. Entran en sociedad con unos mecánicos de Payá Hermanos para fabricar camiones de madera con la cabina de hojalata que sacaban de los botes de leche condensada. Tomaron como modelo los famosos camiones Pegaso. En 1984 se constituyen en Sociedad Anónima.
En 1949 empieza a operar Francisco Miralles, un pequeño industrial que se dedicaba a la construcción de juguetes de madera, algo inusual en Ibi. En esta firma entran nuevos socios para formar la empresa Ber-Mi-San. Cuando tuvieron problemas de liquidez se asociaron con un catalán llamado Antonio Berbegal Verdú que había llegado desde Barcelona con su familia y buenos ahorros para establecerse en la localidad. Aportó capital a la firma pero poco después se disuelve la empresa. Este socio capitalista tomó la decisión de refundar la empresa con el nombre de Industrial Juguetera. Inicia su andadura con la fabricación de juguetes de madera y posteriormente, con las aportaciones de otros accionistas provenientes de Plásticos Santa Elena y Angel Brotons Martínez del Grupo Brotons se convierte en Sociedad Limitada. En 1977 pasa a ser una Sociedad Anónima. A partir de la década de los cincuenta del pasado siglo empieza la fabricación de triciclos y bicicletas y a partir de los sesenta ya tiene la proyección nacional e internacional que aún conserva.
En 1949 aparece también Juguetes y Herrajes. La fundaron dos compañeros de trabajo de Payá Hermanos. José Boronat Bernabeu y Alejandro Beltrá Sanchís. Constituyeron una sociedad de cuentas de participación. Inicialmente se dedican a la fabricación de herrajes para puertas y completan su línea de producción con la elaboración de aviones de juguete realizados en zamac. Fue la primera empresa española que fabricó coches en miniatura. En la actualidad siguen fabricando réplicas de juguete de maquinaria de obras públicas.
En 1950 Victor José Esteve Bernabeu, su hermano Luis, Ricardo García Esteve, José Guillem Verdú del taller mecánico de Rico, deciden ponerse en marcha para fabricar juguetes de hojalata y ponen en el mercado el primer futbolín. Familiares y vecinos son sus primeros operarios. Su empresa se llamó Guiesgar.
También en 1950 se inicia Joaquín Valero S.A. bajo las marcas comerciales de Vercor y Comando. El domicilio social estaba situado en la calle S. Roque en una antigua almazara. Fabricaban sillas y carritos para las muñecas. Esta empresa fue una de las fundadoras de conocido Grupo Brotons.
En 1951 se crea la empresa Sagiver. Fue fundada por “Sapiña”, José Verdú Bou y Heriberto Gisbert, de ahí su nombre. Iniciaron su actividad en un local de 20 m2 en la calle Paca Gillem. Sus productos estrella fueron pistolas, rifles y revólveres en miniatura hechos en zamac. En los ochenta hacen miniaturas de motos y en la actualidad fabrican juguetes de plástico y también pertenecen al actual grupo Brotons, ahora denominado Btoys.
Ese mismo año de 1951 los hermanos Miguel y Ginés Bernabeu Gisbert, trabajadores ambos de Jyesa, deciden montar en la cochera de la casa de campo donde residen sus padres un pequeño taller de matricería y moldes. Posteriormente compran una máquina para inyectar piezas de plástico y fabrican pistolas de juguete. Fabrican juguetes diferentes porque nunca llegaron a especializarse en línea alguna de productos pero son dignas de destacar sus guitarras eléctricas. En el 2001 la fábrica Bernabeu Gisbert, S.L. sufre un siniestro que le lleva al cese definitivo de sus actividades.
Climent Hermanos conocida popularmente por Clim, se funda en 1951, por los hermanos José, Ramón, Rafael y Enrique Climent Gisbert. Se especializan en juguetes eléctricos y mecánicos de gran formato. Tuvieron un merecido éxito con sus excavadoras, barcos y tanques militares. En 1989 cesan en su actividad.
Guillem y Vicedo fue fundada en 1951 por un ibense, Francisco Guillem García que trabajaba como técnico en una de las fábricas de muñecas de Onil. Fascinado por la primera máquina de inyección de plástico que entra en Onil, contacto con José Vicedo García que tenía una pequeña fábrica de obleas, y juntos emprenden la aventura empresarial que les llevará a instalar, también en Ibi, el portentoso invento. Para ello José solicita la ayuda de sus hermanos Luis y Juan que trabajaban en Payá Hermanos. Su estilizada muñeca Lisi fue la precursora de la Nancy de Famosa. Su producción se extendió por Francia y Holanda. Llegaron a tener 110 trabajadores en 1970. Cerraron en 1981.
El precedente de Juguetes Feber se situa en 1952, es Juguetes Rosvi fundada por Ramón Vilaplana, Vicente Sáez Patiño y José Rodríguez Zurita. En 1956 el Sr. Vilaplana y el Sr. Sáez abandonan la empresa y se crea la firma llamada José Rodríguez Zurita. Feber, formada por los hermanos Ferre, el propio Sr. Rodríguez y uno de sus trabajadores, José Bernabeu. Al cabo de algunos años los hermanos Ferre se hacen cargo de la empresa auxiliar Pirotécnica Mirafé, en la que Feber tenía participación. En los primeros años se dedicaron a fabricar pistolas con fulminantes. Esta producción se vió muy perjudicada porque la Pirotécnica Mirafé sufrió un grave accidente con varios muertos. Este hecho provocó la prohibición gubernamental de comercialización de este tipo de pistolas en consecuencia se dedicaron a la fabricación de otro tipo de juguetes. Actualmente se ha fusionado con la multinacional Famosa.
En 1952, Faustino Villaverde León, Juan Rico Vilaplana, Luis Pérez Valls y Alfredo Albert Tortosa mecánicos de Payá y Rico fundan la empresa Faustino Villaverde y Compañía S.R.C., y en 1955 con la entrada de nuevos socios se transforma en Plásticas Santa Elena.S.A. su nombre se debe a la utilización de los materiales plásticos y a la ubicación de la sede en la Calle Santa Elena. Su producción juguetera se centró en el menaje de cocina, vajillas y cocinitas de las que se hicieron un sin fin de modelos. La empresa cerró en 2004.
En 1954 el taller de construcción de moldes para piezas fundidas de termoplásticos y aleaciones blancas de metal de José Antonio Sanchís Pina se reconvierte en fábrica de juguetes. En 1969 inauguraron las nuevas instalaciones con 10.000 m2 de superficie. Fue una de las primeras empresas que usaron computadoras. En 1982 tras una serie de conflictos laborales cerró definitivamente.
En 1955 la empresa Moltó y Cía S.R.C. fue fundada por los hermanos Antonio y Pedro y su amigo José. Los tres se apellidaban Moltó. Los inicios fueron en un pequeño local de 40 m2. Antonio y Pedro eran mecánicos de Payá y se encargaban de hacer la matricería y las embutidoras para trabajar los juguetes de hojalata gracias a la ayuda y la gran experiencia de su padre, Alejandro que fue el primer mecánico de Ibi. Los juguetes de madera estaban a cargo de José con la experiencia que obtuvo al trabajar en una capintería. A los pocos años entró a formar parte de la empresa otro socio, Vicente Sanjuán. Los primeros juguetes que fabricaron fueron camiones y arrastres. En 1959 instalaron la primera máquina de plástico para hacer juguetes. En 1966 asisten por primera vez a la Feria del Juguete de Nuremberg. En el 2000 inauguran sus actuales instalaciones de Ibi de 22.000 m2. Además tienen instalaciones en Miami, Hong-Kong y Méjico.
En 1969 se crea el germen del primer polígono industrial con 7 empresas. El inicio del boom económico podemos situarlo en 1970 año en el que operan en Ibi más de 70 empresas jugueteras, entre las que podemos destacar: González Hermanos S.A., Manufacturas Deportivas S.A., Juguetes Clan, Juguetes y Cocinas S.A., Antonio García Juan, Claudio Sanchís Pina, Guisval S.A., Pilen, S.A., Luis Esteve y Cía, Juguetes Pery S.A., Bernardo Guillén Verdú, Juguetes Santana, Juguetes Mira, S.A., Juguetes Román, Obertoys, y Juguetes Chicos, S.L. entre otras muchas.
El modelo de desarrollo emprendido en Ibi hace que se separe el suelo industrial del urbano favoreciendo la instalación de las fábricas en los Polígonos Industriales. El primer expediente de creación de polígono industrial se inicia en 1971 y se inaugura en 1974 en principio se llamó Carrero Blanco y después El Derramador a él le siguen Casa Pau en 1984, L’Alfaç I en 1988, El Polígono Industrial Privado Retiro-Casa Nova de 1995, el Alfaç II de 1997 y en 1999 se inaugura el Alfaç III. En la actualidad siguen las ampliaciones gracias a la presente diversificación industrial.
La época de bonanza de la Industria Juguetera dura hasta la crisis de 1984 en que se cierran las empresas pioneras y emblemáticas que arrastran en su caida a numerosas Pymes y talleres auxiliares. No obstante en ese mismo año se crea la empresa Lasoe durante los doce años de funcionamiento de la empresa compaginaron la producción de peluche, el 20% con la de artículos de regalo que constituia el 80%. Este nos parece un buen ejemplo de la diversificación que se avecinaba y la entrada de lleno en la economía postjuguetera.

Cuarta época de 1985 a nuestros días. Economía postjuguetera.
La crisis del juguete vino de la mano de diversos cambios. En principio del paso del juguete mecánico al electrónico y posteriormente por la mundialización de los mercados.
El saber hacer y el espíritu emprendedor triunfa de nuevo y en el pueblo de Ibi nacen nuevas empresas que adaptan sus productos a las demandas del mercado. Se implantan los sectores de componentes para el mueble, la construcción, la jardinería, el automóvil, el calzado, la decoración y también varias empresas de artes gráficas.
Pese a las crisis la industria de Ibi no deja de crecer. Aprendieron de sus antepasados que para instalarse es mas importante el trabajo, el riesgo y las buenas ideas que el capital inicial.


Raimundo Payá Moltó. D.N.I. 21.273.331
raimundopaya@telefonica.net


BIBLIOGRAFIA




BIBLIOGRAFÍA.

Aleman de la Escosura, Emilio. “El Bugatti de Payá: mitos, leyendas y realidades”. Revista Carrusel nº 5. Mayo-Junio 2006. Oviedo.

Anguiz Pajarón, Antonio. “Estampas y recuerdos ibenses”. Caja de Ahorros Provincial de Alicante. 1988. Alicante

Anguiz Pajarón, Antonio. “Del pasado ibense”. Obra cultural de la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia. 1978. Alicante.

Concejalía de Cultura de Ibi. “La industria juguetera en Ibi 1905-2005”. Excmo. Ayuntamiento de Ibi. 2005.

Claret i Sargatal, Salvador. “El Bugatti de verdad”. Revista Carrusel nº 5, Mayo-Junio 2006. Oviedo.

Martínez Tribaldos, María José. “Estudio sobre la incidencia de la Industria Juguetera en Ibi”. Arxiu Municipal del Ayuntamiento de Ibi. 2005.

Valero Escandell, José Ramón. “Payá, historia social de una industria juguetera.” Generalitat Valenciana. Valencia 1991.

Valero Escandell, José Ramón. “La industria del juguete en Ibi 1900-1942”. Publicaciones de la Universidad de Alicante. Alicante 1997.

Valero Escandell, José Ramón. “La industria juguetera ibense: de la artesanía a la globalización”. El SALT. Revista del Instituto Juan Gil Albert. Nº 6. Alicante 2005.

Valero Escandell, José Ramón. “Pascual Camilo Payá Lloret” en Cien Empresarios españoles del s.XX” . y en “Cien empresarios valencianos.” Ed. Lid, Madrid 2000 y 2005. respectivamente.

Varios autores. “Payá 1905-2005 Cent anys de Joguets a la Comunidad Valenciana”. Quaderns del Muvim, 2. Valencia 2005.

IBI Capital Europea del JUguete Antiguo

IBI, CAPITAL EUROPEA DEL JUGUETE ANTIGUO

Por Raimundo Payá Moltó
raimundopaya@telefonica.net

Hoy es un sueño. ¡Ojalá!, mañana sea realidad.
Cuando se habla de Ibi, inmediatamente se recuerda que es la villa cuna del juguete.
El secretario de la Consellería de Cultura hablando del traslado del Museo de la Casa Gran a la Fábrica Payá dijo: “cuando nos lo creamos todos, nos marcaremos nuevos retos”.
La primera pregunta que me planteo es, ¿a qué todos se refería? ¿políticos? ¿instituciones?. Parece ser que el comentario iba dirigido a algunos miembros de la Fundación del Museo del Juguete.
¿Y los ciudadanos ibenses, los anticuarios y los muchos aficionados al juguete antiguo?. Ellos sí creen que es tiempo ya de marcarse nuevos retos. Lo afirmo con rotundidad.
En cambio en la Fundación aún se cuestionan qué beneficio podría reportar costear un anuncio del Museo del Juguete, en la primera revista de Juguete Antiguo de España editada en español e inglés y distribuida por todo el mundo. Llegaron a la conclusión de que no se obtendría beneficio alguno. Cuando me lo comentaron quedé noqueado. Creía en la altura cultural de los componentes de La Fundación. Son conscientes de que ha habido un descenso de visitas.
Pensando de ese modo no es de extrañar que los visitantes no puedan comprender el estado de cosas existentes. Un eminente catedrático de la Universidad de Zaragoza que vino no hace mucho, entusiasta del juguete antiguo y más en concreto de los trenes, me dijo: “Rai, ¿cómo es posible que la catedral de la ilusión esté llena de pajarracos disecados y no de las bellezas de juguetes que se fabricaron en la misma?. Me entristeció mucho ver ese panorama. ¿Os vais a conformar con que la fábrica Payá quede así?”.
Y no sólo es la fábrica. El Museo sigue falto de piezas emblemáticas como el Bugatti de Payá. No se aumentan los fondos sino que parte de las 4.400 piezas catalogadas, en su gran mayoría procedentes de Payá Hermanos S.A., se han visto disminuidas. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué la gran mayoría de fabricantes ibenses no han querido donar al Museo piezas de sus fabricados?. ¿Por qué los actuales fabricantes de juguetes y quienes con su fábrica cerrada aún siguen teniendo fondos de valor, no forman parte de la Fundación?. Esto es grave, es algo que merece una profunda reflexión.
Estoy de acuerdo con la editorial de Escaparate que decía que era urgente un cambio y nuevo enfoque en la Fundación empezando por algunos de sus dirigentes. Es necesario que las nuevas ideas e iniciativas se abran paso programando actividades a realizar y desarrollando gestiones que conduzcan a revitalizar El Museo.
Con respecto a la inversión que se precisa para hacer de la Fábrica Payá el recinto oportuno no es tan elevada. Menos aún si tenemos en cuenta lo que su rehabilitación supondría para Ibi. No hay en toda Europa ninguna fábrica de juguetes en pié, de principios del siglo XX, que con tan poco esfuerzo pudiera ser el orgullo de un pueblo.
Si la nave se recuperara, si se llevara a la misma el Museo y se proyectaran actividades para niños, los mayores también podrían admirar toda la arqueología industrial que guardan sus muros y que es patrimonio de todos los ibenses. En cambio, estos valiosos tesoros hoy están amontonados de mala manera.
Si la nave se recuperara, podría ser el marco ideal para una gran Bienal. En esta Feria del Juguete Antiguo sabemos con seguridad que participarían anticuarios de Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica, Argentina y USA, a cuya gran concentración de Atlanta podríamos hermanarnos.
Gracias a estos eventos periódicos Ibi podría convertirse en un punto de atracción turística regional, nacional y mundial. No lo digo por decir, conozco a quienes harían posible este objetivo.
Este gran sueño no puedo realizarlo yo solo, depende en gran medida de nuestras instituciones y autoridades. No obstante quiero poner el primer granito de arena. Creemos una Asociación de Amigos del Juguete Antiguo que sea un acicate permanente. Ya hay un pequeño grupo de ibenses comprometidos con la idea pero necesitamos ser muchos más para que nuestras voces se oigan y sobre todo, se tengan en consideración.
Por eso invito a todas las personas que estén interesadas en la idea a unirse a este grupito inicial hasta que seamos un número suficiente como para poner en marcha la Asociación.
Escribid a mi mail para enrolaros. Iremos formando la lista hasta que podamos hacer la primera convocatoria fundacional. Pasadas fiestas, claro está.

Asociación Amigos del juguete de IBI

LA ASOCIACION DE AMIGOS DEL JUGUETE ANTIGUO DE IBI

Por Raimundo Payá Moltó
raimundopaya@telefonica.net

El 22 de noviembre de 2008 nacía en Ibi la Asociación de Amigos del Juguete Antiguo de Ibi. Nos reunimos un grupo de personas entre ellos coleccionistas de juguetes, algunos empresarios jugueteros aún en activo y otras personas interesadas por el mundo del juguete. Este grupo inicial constituyó la Asociación a la que se han ido uniendo la mayoría de museos del juguete y otros coleccionistas del resto de España y aún algún argentino que nos ha conocido através de internet.
Nos hemos propuesto los siguientes
FINES:
- Sensibilizar a la población sobre la riqueza cultural que supone el juguete antiguo, esencia de Ibi.
- Estudiar y divulgar la figura de los pioneros.
- Poner en valor el patrimonio que legaron al pueblo, especialmente la arqueología industrial, hasta conseguir que la villa de Ibi llegue a ser capital europea del Juguete antiguo.
- Propiciar acuerdos o colaborar con los particulares, las empresas, las organizaciones y entidades públicas y privadas que promocionen o puedan potenciar los fines anteriores.
- Dar a conocer el Museo Valenciano del Juguete de Ibi en la Comunidad, en España e incluso mundialmente y velar por su conservación y mejoramiento.
Así como realizar una serie de acciones que se iniciarán con las siguientes
ACTIVIDADES:
- Promocionar la celebración de eventos que contribuyan al logro de los fines propuestos.
- Difundir por medio de artículos en los medios especializados y en la prensa en general, el patrimonio juguetero de Ibi.
- Establecer relaciones con investigadores, coleccionistas y Museos del Juguete tanto nacionales como extranjeros para informar correctamente sobre nuestro patrimonio y ayudar a la mejor catalogación de sus fondos.
- Apertura y mantenimiento de un Blog sobre el juguete antiguo.
- Promocionar un espacio para albergar, catalogar y conservar cuantos juguetes antiguos podamos reunir y la documentación, escrita o gráfica que podamos recopilar con el fin de que no se pierda, y pase a la posteridad.
Tenemos nuestra sede en Ibi, en el Museo del Juguete Valencià en la Calle Aurora Pérez-Caballero nº 4.
En la actualidad tenemos abierto en Blog en Internet que hemos titulado El juguete antiguo de Ibi. Os invito a visitarlo.
No os podeis imaginar la gran cantidad de coleccionistas de juguetes que se relacionan con nosotros, gracias a internet, preguntando e interesándose por nuestro patrimonio juguetero. Y no sólo en lo que respecta al juguete de hojalata de las décadas veinte y treinta del pasado siglo, sin duda los más apreciados, también se interesan por los trenes tanto mecánicos como eléctricos.
Entonces es cuando les digo que no se pierdan la magna exposición de trenes de Payá, Rico, Jyesa y los artesanos catalanes como Manamo, Hispania y otros, que ha realizado el Museo del Ferrocarril de Madrid en su sede de la calle de las Delicias. Allí se recogen más de mil piezas de trenes españoles de escala “0” 1923-1965 la gran mayoría fabricadas en Ibi, muchos de ellos con sus cajas originales litografiadas. Esta gran colección pertenece a un coleccionista privado llamado Johnny Hassan
También observo un creciente interés por las miniaturas de las marcas Guisval, Guiloy, Mira, Pilen, Joal y Clim. Preguntan sobre sus productos pero también sobre detalles tanto personales de los fundadores, como los avatares que rodearon su surgimiento. En diferentes páginas web como rosaspage.com se habla de ellas y veo con satisfacción que se van enriqueciendo gracias a la información que personalmente les envío.
Tengo muchas satisfacciones al dar a conocer nuestro patrimonio juguetero. Incluso la Administración tan reacia durante años, nos ha dado la alegría de anunciar que va a recuperar 900 m2 de la fábrica Payá para destinarlos a Museo del Juguete. A ver si conseguimos poner en valor el patrimonio que pertenece al pueblo de Ibi.
El Museo en la Fábrica de Payá tendrá un plus en comparación a los de otros muchos museos tanto españoles como extranjeros, todos ellos muy dignos de visitar, situados en magníficos edificios como por ejemplo el modernista, de San Feliu de Guixols, el del siglo XVIII de Candeleda, el emblemático de Figueres pero ninguno, por bello que sea, está situado en la fábrica que vió nacer los juguetes que exponen.
Esa será nuestra ventaja competitiva y, sin duda, la posibilidad de contemplar el lugar donde se diseñaban, y fabricaban los juguetes de Payá constituirá un gran atractivo, un lugar de encuentro de investigadores interesados. Como me dijo el catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Zaragoza, gran coleccionista de juguetes, “la Fábrica Payá es la catedral de la ilusión”. Es verdadera arqueología industrial. La única fábrica europea de juguetes que queda en pié de principios del siglo XX. La recuperación y puesta en valor de los procesos de fabricación, las máquinas y los cartapacios de los diseños de los juguetes sería un foco de atracción hacia nuestro pueblo. Siempre lo pensé y más todavía cuando vi el trabajo de Aurora Serralta.
Tuve el gusto de visitar la nueva fábrica de Guisval y no os podeis imaginar cuánto disfruté. Aurora ha dedicado una sala a museo de sus fabricados. Ha catalogado sus miniaturas por años de fabricación desde 1970. Allí queda patente el progreso de diseño y calidad a lo largo del tiempo.
Sería estupendo poder ver reunidos los juguetes que en Ibi se han realizado. Qué delicia para los expertos coleccionistas y para cualquier amante del juguete antiguo. Tendría oportunidad de contemplar el nacimiento y la trayectoria de nuestro patrimonio ibense.
Con esa esperanza hago un llamamiento a todos los fabricantes de juguetes tanto los que están en activo como los que ya cesaron y a cualquier persona interesada por este proyecto, para que se unan a la Asociación del Juguete Antiguo de Ibi para juntos poder defender este gran bien cultural. Muchas personas a lo largo de todo el mundo confían en que Ibi sea un foco de difusión y lidere esta nueva etapa de reconocimiento y valoración del juguete antiguo. Tenemos condiciones, como nadie, para lograrlo.
Para asociarse enviar un mail al Secretario de la Asociación Juan José Aracil Chamorro. juanjoxapo@hotmail.com o escribir a Alfonso el Sabio 52, 3º. 03440 Ibi. Alicante.

jueves, 4 de junio de 2009

PAYÁ HERMANOS EN LA EXPOSICION REGIONAL VALEMCIANA 1909


PAYA HERMANOS EN LA EXPOSICION REGIONAL VALENCIANA DE 1909.

Por Raimundo Payá Moltó
raimundopaya@telefonica.net



El juguete, ha sido una de las industrias punteras del tejido económico de la provincia de Alicante. En Ibi aún se fabrica un alto porcentaje de juguetes nacionales.
La industria juguetera ibense parte de una decisión, en el seno de la Familia Payá, que pasan de ser hojalateros (llanders) a jugueteros y no sólo artesanalmente como en Cataluña, sino industrialmente a pesar de no tener tradición alguna.
Esta industria transformó radicalmente las bases económicas y sociales de Ibi, desde los oficios a las maneras de pensar. En pocos años, el pequeño negocio familiar consiguió convertirse en la primera empresa juguetera de España.
Payá dice y publicita en 1963, con ocasión de la I Feria Nacional de Valencia, que su producción de juguetes viene evolucionando constantemente desde 1893.
El matrimonio Rafael Payá Picó y Teresa Lloret tienen dos hijas y cuatro hijos varones. Rafael, su hijo mayor, sigue dedicándose a los trabajos de hojalatería mientras que el padre y los otros tres hijos montan otra hojalatería. Fue en esta donde iniciaron la fabricación de juguetes pese a que en la escritura de venta de la nueva hojalatería por parte del padre a estos tres hijos, Pascual, Emilio y Vicente en 1905, todavía figura “un taller de hojalatería y venta de efectos de lata, bronce y otros metales” y sigue explicando que lo cede a sus hijos “no pudiendo atender a dicho establecimiento con eficacia por su avanzada edad”. Tenía 60 años. Nació en 1845.
Como se ve no especifica que se trata de una fábrica de juguetes pero en aquellos momentos, ya se trataba de un taller volcado a la producción de juguetes, sin desestimar algún trabajo ocasional. La dedicación juguetera no fue fruto de un día sino de una transformación escalonada. En consecuencia la fecha de 1905 no responde al inicio de la fabricación de juguetes, aunque es razonable pensar que esta cesión marca el paso del negocio de hojalatería al del juguete.
En la provincia de Alicante el origen de la industria del juguete podemos situarlo en Onil. En 1860 el matrimonio Eduardo Juan Sempere y Agustina Mora Payá, prima de mi abuelo Pascual, ya estaban fabricando muñecas de cartón que vendían incluso en Alemania de donde también importaban cabezas de porcelana de muñecas. Mi abuelo y su prima se visitaban con frecuencia. En una de esas visitas le mostraron unos juguetes de hojalata que habían traído de Alemania. Le llamaron mucho la atención porque las diferentes piezas estaban unidas sin soldaduras solo a base de “gafetes” y “puses”.
Evitar la soldadura, pensó, sería un gran ahorro y de ahí el interés de mi abuelo en estudiar concienzudamente estos juguetes para aplicar esta nueva técnica. Y no sólo fue un evidente ahorro sino una gran comodidad en el trabajo porque las soldaduras se tenían que realizar al aire libre mientras que el “engafado” se hacia en el interior del taller.
Los primeros juguetes fueron muy sencillos: candiles, palmatorias, regaderas, lecheras, platitos y menaje que reproducía los enseres domésticos de hojalata. Se vendían en los mercadillos y ferias de la comarca. Estos objetos en pequeño que hicieron para las hijas de sus clientas, causaron un gran impacto. Estaban pintados a mano. Su precio era modesto y los fabricaron con moldes de madera.
Además del menaje miniaturizado, destaca la tartana que hoy se ha convertido en símbolo de Ibi. Antes que la tartana hicieron caballitos, carritos, tranvías a caballo y trenes simples donde la máquina y los vagones estaban unidos por la misma base.
En los primeros años de fabricación juguetera se instalaron en los bajos de la vivienda familiar y en la cambra. En 1916 inician la fabricación de juguetes con hojalata litografiada de sencillos dibujos. Barquitos de vela y distintos carruajes con ruedas que los niños podían deslizar por el suelo hasta que incorporaron el resorte.
Consiguieron, venciendo obstáculos, una perfecta maestría. La autoformación y enseñanza a sus empleados les llevó a cortar la hojalata con troqueles y no a tijera, como en un principio. Una vez cortada la hojalata, la perforaban y con las copadoras le daban la forma deseada, engarzaban las piezas con “gafetas”.
La fuerza motriz la lograban con un burrito que iba dando vueltas a “la noria”, un entramado de poleas y correas que transmitían a un embarrado que llegaba hasta los troqueles y prensas. En definitiva el burro movía un malacate que transmitía la fuerza a las máquinas.
Los tres hermanos fundadores de la empresa también eran especialistas en composturas de instrumentos musicales como se indica en la tarjeta que para anunciar la empresa, hicieron por aquellas fechas. Formaban parte de la Banda Municipal. Mi abuelo Pascual tocaba el clarinete.
Las casas en las que vivían contaban con una pequeña huerta que sirvió para edificar posteriormente las naves que construyeron para instalar la empresa y que aún existen en la actualidad. Un patrimonio arqueológico, hasta el momento, altamente desperdiciado que corre el riesgo de irse deteriorando poco a poco en vez de constituir una riqueza, no sólo para el pueblo de Ibi sino para toda la Comunidad Valenciana. Es la única fábrica de juguetes de esa época que queda en Europa. Su puesta en valor podría otorgarle al pueblo de Ibi el título de Capital Europea del Juguete Antiguo.
En 1909 participan, con un muestrario variado, que expusieron en una bellísima vitrina modernista, en la Exposición Regional Valenciana. Fueron galardonados con una medalla de oro e invitados por la Cámara de Comercio, a participar en la Exposición de Buenos Aires en 1910. Esta exposición se realizó con ocasión del primer centenario de la Independencia de Argentina. Ya eran juguetes capaces de competir.
Otro de los obstáculos que Payá tuvo que superar fue las insuficientes e ineficaces comunicaciones. En 1900 no había comunicación directa con Alicante ni con Villena o Alcoy a donde sólo se accedía por caminos carreteros. Este aislamiento fue un gran freno para el progreso económico de la empresa. Incluso en 1925 Ibi todavía carecía de Administración de correos, la estación telegráfica era de servicio muy limitado.
El diario ABC de 25 de octubre de 1924 en un artículo se lamenta de que la comunicación telefónica con Ibi solo era posible a través de Alcoy. Este fue un fuerte hándicap para enfrentar la competencia con la Industrial Juguetera Catalana, artesanal, pero con buenas comunicaciones hacia el gran mercado potencial que suponía Barcelona.
Entre 1912 y 1936 se consolida en Ibi la Industria Juguetera. Fue una época de perfeccionamiento técnico. Los estudiosos califican esta era como la época de oro del juguete de hojalata. Los juguetes fabricados en esa época son míticos entre los coleccionistas de hoy en día.
Payá lanzó al mercado los juguetes de cuerda, aunque también se fabricaban sin ella con el fin de alcanzar a todos los sectores del mercado los de mayor y los de menor poder adquisitivo. Se utilizaban ya las planchas litografiadas lo que les permitió fabricar juguetes con coloridos muy vistosos. En 1931 Payá fabrica el incomparable y emblemático coche de carreras Bugatti. Pretendieron y lograron alcanzar niveles de calidad comparables a los de los productos alemanes.
También es de esa época el hidroavión Plus Ultra. Siguen la fabricación de trenes que se arrastran por vías que comenzó en 1923 y que en 1931 puso en el mercado la primera locomotora eléctrica que se produjo en España. La moto con sidecar Tuf-Tuf, el hombre con la maleta, los Tiosvivos, las construcciones de coches marca Rai para emular al famoso Mecano, y juguetes del hogar como cocinas, planchas, máquinas de coser y mueblecitos: comedores, mecedoras, y dormitorios y otros muchos juguetes denominados en la actualidad “penny toys” debido a su precio económico.
La fiesta de los Reyes Magos, con la cada vez más generalizada costumbre de regalar juguetes a los niños, disparó las ventas pero tuvo el inconveniente de una acentuada estacionalización.
En Ibi los años de la Primera Guerra Mundial fueron años de fuerte crecimiento, a pesar de la dificultad de conseguir las primeras materias.
Desde el punto de vista jurídico Payá el 15 de Diciembre de 1912 se inscribe como Compañía Regular Colectiva. El 2 de Julio de 1924 nace Payá Hermanos S.A. siendo los tres hermanos los únicos accionistas hasta 1951 que entran a formar parte de la empresa las nuevas generaciones. El Presidente del Consejo de Administración fue siempre mi abuelo Pascual Payá Lloret, hasta su muerte el 28 de agosto de 1951.
A lo largo de estos años se abandona la marca “La sin rival” a favor de la marca “Rai” con la que se denominó el primer cine sonoro del mundo. No es que hablaran los personajes pero las imágenes al compás de la música. Se llegaron a hacer hasta 101 películas diferentes. Su artífice fue mi padre, Raimundo Payá Rico. Los dibujos los realizaba Patricio Payá autor también de los primeros carteles publicitarios de la empresa. La parte musical la resolvió Claudio Reig. Sus hijos aún mantienen una industria de juguetes musicales.
La Guerra Civil Española acabó con un periodo de clara expansión pero sobre todo, supuso el final de la época dorada del juguete de hojalata. Cambió la estructura directiva de la empresa, la organización productiva y los productos fabricados.
Desde el principio de la contienda Payá se ve obligada a ceder la propiedad de la empresa a favor del Comité de Intervención. El 3 de noviembre de 1936, el Comité de Incautación de Industrias de Alicante autorizó la socialización con el nombre de UGT Industrias Payá y Rico socializadas. En 1937 se transformó y pasó a denominarse Cooperativa Rai, una marca de Payá, el acta de constitución es del 4 de octubre. Al año siguiente la Subsecretaría de Armamento se hizo cargo de la Cooperativa militarizándola, con el nombre de Fábrica número 27. La fabricación de juguetes se transformó en material bélico y la sección de cuchillería se dedicó a fabricar platos, vasos y navajas para el ejército. También hicieron moneda porque Ibi fue uno de los pocos municipios que tuvo la suya propia. La de peseta de cobre niquelado y la de real de cobre.
Acabada la guerra los propietarios recuperaron las industrias. Hubo que afrontar el reparto de maquinaria, primeras materias, cuentas bancarias y juguetes fabricados que estaban en los almacenes. En cuanto a los empleados, se adquirió el compromiso de contratarlos, al menos, tres días a la semana. El desbloqueo de las cuentas bancarias no se logró hasta 1944.
La escasez de materias primas era un verdadero quebradero de cabeza. La carencia de hojalata se palió con el reciclado de botes que se adquirían a las fábricas conserveras.
En el curso de 1943-44, Payá Hermanos pone en marcha la Escuela de Aprendices y Formación Profesional nocturna, con el fin de formar a mecánicos en las especialidades de matricería y ajuste. La feliz consecuencia fue la obtención de los premios internacionales de estas especialidades por parte de los mecánicos Juan Vicedo y Ramón Valero.
En los años cincuenta empiezan a independizarse mecánicos de Payá que fueron fundando sus propias empresas. La Escuela de Formación Profesional fue la cuna de nuevos empresarios que transformaron la industria juguetera ibense hasta hacerla la más famosa de España.
El 19 de Julio de 1949 a mi abuelo Pascual se le concede la medalla al mérito en el trabajo. En la actualidad la Real Academia de la Historia lo ha declarado Personaje Ilustre de España.
Payá inaugura el 28 de Febrero de 1948, una fábrica de juguetes en Alicante y pone como director de la misma a Ismael Payá Rico ingeniero industrial. En esta fábrica, especializada en juguetes para niñas, se realizaron los famosos Palomitón y Dulcecotón.
En 1964 Payá publicita en Televisión Española el primer juguete: el Tiburón Citroen Payá.
En 1984 Payá Hermanos S.A. hace suspensión de pagos. Nace la Cooperativa Payá. Los fondos de Payá Hermanos, más de cuatro mil piezas fabricadas en Payá y procedentes de las mejores fábricas de juguetes del mundo desde 1914, forman el grueso del Museo del Juguete Valenciano en Ibi.


lunes, 4 de mayo de 2009

Creación de la Asociación de Amigos del juguete Antiguo(Información)


ASOCIACION JUGUETES ANTIGUOS DE IBI

El pasado 22 de Noviembre de 2008 nació La Asociación de Amigos del Juguete Antiguo de IBI, formada por coleccionistas y empresarios para difundir la importancia histórica de la fabricación de juguetes en Ibi.

sábado, 21 de marzo de 2009

Última foto de Rafael Payá Picó, 17 Mayo 1939, murió el
30 de junio de 1939 a las 12 horas, teniendo 96 años, de izquieda a derecha.Milagros Payá Lloret, Maria Rico Vilaplana, esposa de Pascual Payá Lloret, a su lado, Lola- la llandera- esposa de Rafael Payá Lloret, hijo mayor de mi bisabuelo Rafael, que no formó parte de Payá Hnos. porque continuó con la hojalateria inicial, Maria Payá Lloret, Emilio, viudo en esa fecha, Vicente Payá Lloret y asu lado Maria Vicedo, tercera esposa de Vicente.
Rafael Payá Picó, mi bisabuelo, padre de los 3 fundadores de Payá, que en 1905, vendió a sus hijos Pascual, Emilio y Vicente Payá Lloret su taller de hojalateria. La fabricación de juguetes se empezó en 1893, artesanalmente, realizando en hojalata: candiles, lecheritas, platitos, aceiteras...
Primera página del Catálogo
de Payá Hnos. 1923. Son los 3 juguetes fabricados, que se presentaron en el año 1909, en una vitrina modernista, en la Exposición Regional de productos valencianos.

Bugatti 1928


Modelo fabricado por Payá Hermanos,1928

martes, 24 de febrero de 2009

Cine Sonoro RAI. 1934

Cine Sonoro Rai, 1934, primer cine con imagenes y sonido-musical- del mundo, se patentó en 6 naciones: Estados Unidos, Inglaterra , Francia, Alemania, Suiza y Argentina. Lo realizó en Payá Hnos. Raimundo Payá Rico con la colaboración para el sonido de su amigo Claudio Reig.

sábado, 21 de febrero de 2009

3ª Generación de Payá Hnos. S.A,

PAYA HERMANOS: 3ª GENERACIÓN

Por Raimundo Payá Moltó.
raimundopaya@telefonica.net



El Consistorio Municipal ha dedicado a Nicolás Payá Jover una plaza y un monolito. Es un buen momento para acercarnos a su figura y ello no es posible sin encuadrarlo dentro del contexto histórico de la familia a la que perteneció.
Los fundadores de la juguetería fueron de mayor a menor Pascual, mi abuelo que nace en 1878, Emilio que nace en 1882 y Vicente nacido en 1886. Nicolás es hijo del menor. Nació el 6 de diciembre de 1911. Era el mayor de sus hermanos.
En 1917 empieza a trabajar en la fábrica mi padre, Raimundo, a los 16 años. Fué totalmente autodidacta. Sus hermanos Ramón y Artemio ya cursaron estudios. Ramón de peritaje mercantil en la Escuela de Comercio de Alicante y Artemio hizo el peritaje industrial en Alcoy y posteriormente se licenció en farmacia. Ellos fueron la segunda generación que según los historiadores, alumbró la primera época de Payá Hermanos que llega hasta 1936, denominada la era de oro del juguete de hojalata.
La segunda época coincide con el paréntesis a que obligó la guerra civil española. Payá y Rico fueron socializadas formando una sola unidad de producción enclavada en las naves de Payá. A esta unión que duró hasta el 31 de octubre de 1937, le llamaron Industrias Payá y Rico Socializadas U.G.T. y subtitulaban (Antes Payá Hermanos S.A. Y Rico, S.A.). El uno de Noviembre crearon la Cooperativa Obrera Rai, sin participación aún de las familias, regentada por el Control Obrero Industrial U.G.T. que duró hasta 1939. La fábrica Nacional de Armamento número 27 que pertenecía a la subsecretaría del gobierno radicado en Valencia, también estuvo en las naves de Payá. Fabricaron balas de diferentes tipos y espoletas de bombas.
La tercera época va de 1939, año en que las familias propietarias volvieron a hacerse cargo de sus fábricas, hasta 1984 en el caso de Payá.
La tercera generación cursó estudios superiores. Tras la guerra Nicolás acaba Ingeniería Industrial en Madrid en 1941 e Ismael termina, también ingeniería industrial, en Barcelona en 1942. Ambos vuelven al pueblo y se incorporan a la empresa de sus mayores con sus flamantes y cotizados títulos.
Nicolás conoció a su esposa Gloria Pérez-Payá en el último curso de la carrera. Pertenecía a una familia oriunda de Ibi que vivía en Madrid. Se casaron en 1942. Ismael se casó en 1943 con Carmen Benedito que procedía de Gandía.
A Ismael le encomendaron la tarea de montar la fábrica de Alicante, sita sobre 20.000 m2 en el Polígono Santo Domingo en el Barrio de San Blas. La decisión de montar las nuevas naves en Alicante obedeció a dos razones fundamentales. La primera la posible escasez de mano de obra que podía producirse en el pueblo y la segunda la tranquilidad que daba poner kilómetros por medio para que no copiaran con facilidad sus nuevos modelos. Ibi tenía entonces unos 3.500 habitantes y ya habían surgido varias fábricas jugueteras.
La fábrica de Alicante empezó a funcionar en 1945 aunque la inauguración oficial se llevó a cabo el 28 de Febrero de 1948. Tenía 55 empleados 30 varones y 25 mujeres.
A Nicolás lo destinaron a la Jefatura del Taller Mecánico de la fábrica de Ibi. Vino a sustituir al obrero Francisco Rico León conocido como Paco el de Cêlia. Fue nombrado encargado del taller mecánico el 15 de julio de 1926, y repuesto en su cargo tras la guerra. En su nombramiento se dice: “Se le reconocerán la autoridad y atribuciones que dicho cargo le confieren”.
Nicolás se ocupó también de montar la Escuela de Formación Profesional y la de Aprendices que titularon de Preaprendizaje. Su título y sus desplazamientos habituales a Madrid a ver a los familiares de su esposa, hicieron que fuera él quien se encargara de los trámites y la dirección de esta gran obra.
La formación de los empleados había sido una constante en Payá desde los primeros tiempos. Así lo certifican los anuncios que hemos podido recuperar del archivo de los años 1919, 1921 y 1923 y que adjuntamos. En ellos, como puede verse, se invita a los obreros y obreras a asistir a las clases nocturnas, por cuenta de la casa.
Desgraciadamente en los años cuarenta la formación fue solo para los varones. Acudían los hijos de los empleados y excepcionalmente algún otro mozalbete. Era el lugar, donde seguía impartiéndose formación, de los 10 a los 14 años y además se encaminaba a los estudiantes a los diversos oficios de la empresa a la que podían acceder a partir de esa edad. Corría la leyenda de que los muy buenos iban a la Oficina Técnica, los buenos, según sus aptitudes, a la Administración o al taller mecánico, y el resto a cuchillería.
El profesor de la Escuela de Aprendices era el maestro D. José Carbonell impartía las clases en horario de 9 a 12 y de 3 a 5 incluidos los sábados. El maestro era famoso por el férreo mantenimiento de la puntualidad, el orden y la disciplina incluso imponiendo severos castigos. Más de uno tuvo que escribir quinientas veces los ríos de España en los cartoncitos que sobraban de los recortes de las cajas de juguetes, que todo se aprovechaba en aquellos tiempos.
La formación era totalmente gratuita y además se proporcionaba a los alumnos los libros y material escolar necesario para el desarrollo de las clases que a la sazón consistía en cuadernos, lápices, gomas de borrar, reglas, y las famosas plumillas para mojar en los tinteros. Los lápices, las plumillas y las gomas de borrar se reponían cuando los alumnos entregaban al maestro el último cabito y había transcurrido el tiempo de duración previsto. Todo se cuidaba mucho. Ví en repetidas ocasiones a mi abuelo afilando de nuevo las plumillas, sobre todo las de dibujo lineal, que volvían a utilizarse con tinta china. A los aprendices se les llevó de excursión a Benidorm a ver el mar y a bañarse. Fueron con sus madres. Una gran oportunidad para, por primera vez, conocer el Mediterráneo.
La Formación Profesional a principios de los cuarenta solo se impartía en Madrid en el Centro Virgen de la Paloma y en esta escuela de Payá en Ibi. Las clases se desarrollaban a lo largo de cuatro cursos, después del horario laboral, en las aulas que Payá construyó a tal efecto, en la calle Santa Rita, enfrente de la fábrica. Estas clases también eran gratuitas incluso el material. Asistían los chicos que ya trabajaban en la empresa. Se estimulaba la asistencia pagando, incluso los domingos, una peseta a los de primero, dos a los de segundo, tres a los de tercero y cuatro a los de cuarto. Este dinero a veces se entregaba y otras iba a parar a un fondo para realizar viajes para visitar y aprender de otras empresas importantes como Marconi y la Estándar en Madrid, Pegaso en Barcelona o La Comercial Terrestre y Marítima. Si faltaba dinero para poder realizar el viaje lo ponía la empresa.
A las obreras no se les dieron estas oportunidades quizá por el mandato de la época “liberaremos a la mujer del taller y la fábrica”. Muchas aceptaban la dote que les daban si dejaban el trabajo al casarse. Eso me comentó María Valero, “La Poca”, que aún recuerda que encontraban muy injusto que las que no se casaban y seguían trabajando no tuvieran dote.
La Formación Profesional tenía una parte teórica y otra práctica. La teoría la daban Nicolás e Ismael, José Monllor, Francisco Rico León y otros. Y la parte práctica la desarrollaban los propios maestros de taller de la fábrica que estaban en el Taller Mecánico como Alejandro Moltó Gómez, “el tío inflaglobos”; Fernando Navarro, “el tío colasero”; Rafael San Juan, “lladoro” que luego fundaría Talleres El Carmen, y otros. En los últimos años ya daban clase algunos de los primeros alumnos que se formaron en la escuela y seguían trabajando en Payá como maestros de taller, ese fue el caso de Vicente Martínez Guillén, “Panfígol” y Olegario Bernabeu que daba dibujo lineal.
Los alumnos obtuvieron diversos premios en los distintos concursos en los que participaban. Destacaremos el premio internacional de ajuste otorgado a Juan Vicedo García “Quintín”. En 1956 el primer premio internacional de matricería y ajuste que ganó Ramón Valero García. En 1965 el primer premio internacional de ajuste fue para Rafael Bravo Bautista que trabajaba en Payá Alicante y el honor para Olegario Bernabeu que quedó finalista en la ciudad de Almería, en la especialidad de delineación.
A finales de los cincuenta se creó una fundación con todos los empresarios locales, para construir una Escuela Oficial de Formación Profesional. Se ubicó junto al Colegio de los Salesianos y fue regentada por ellos ya que desde su fundación los salesianos siempre habían contemplado la formación profesional como una de sus tareas primordiales.
Nicolás Payá a partir de esos momentos ya no tuvo que ocuparse de los temas de formación dedicándose a su labor en la Jefatura del Taller de Matricería. Actualizó la tecnología de fresas y prosiguió su tarea hasta su jubilación.

El adulto que no juega pierde el niño que vivía en él. Pascual Payá Lloret fundador de Payá Hnos.jugando con sus nietos


Cine Sonoro Rai

CINE SONORO RAI.

Por Raimundo Payá Moltó.
raimundopaya@telefonica.net

Dentro del mundo de los juguetes antiguos mucho se habla de los de hojalata, y más en concreto de los fabricados en la época llamada de oro o esplendor de Paya que dicen abarca de 1920 a 1936 del pasado siglo.
Por eso figuran como piezas emblemáticas, entre otros, el Bugatti y la moto Tuf Tuf pero no he visto que se resalte para nada el Cine Sonoro Rai, cuando fue un juguete con varias patentes internacionales.
En el libro “Payá 1905-2005 Cent anys de Joguets” Catálogo editado con motivo de la Exposición realizada en el MuVIM, del 30 de Noviembre de 2005 al 9 de Enero de 2006, en el apartado de la Edad de Oro de Juguetes dice que sobresalen los juguetes históricos y los agrupa en los siguientes apartados: Coches de carreras, aviones, motos, tranvías, personajes mecánicos, barcos y barcas, transporte público, vamos al circo y camiones. Pero no hace mención alguna a la serie de cocinas con su menaje que son de una verdadera belleza.
Del cine dice que en 1934 Payá, ante el triunfo del cine Nic, de los hermanos Nicolau de Barcelona, sacó al mercado el Cine Sonoro Rai que combina la producción de las imágenes con la audición sonora o musical que le acompañan. Era una combinación muy ingeniosa de pianola y cine. La película es de papel con perforaciones por donde sale el aire impulsado por un fuelle situado en el interior que hace vibrar las lengüetas de una armónica. Al estar las perforaciones y las imágenes en la misma película, se sincronizan los sonidos y los dibujos. El mecanismo era muy sofisticado para la época tanto que muchos años después este mismo sistema se adoptó en las computadoras de tarjetas perforadas que solo dejaban pasar la información por la parte perforada.
Tamaña innovación merecía una marca nueva. Es a partir de ese momento cuando comienzan a utilizar la marca Rai.
En el mercado español existía efectivamente el Cine Nic pero mi padre, como técnico de Payá, se documentó ampliamente. No se conformó con estudiar ese aparato sino que también investigó los cines de juguete del mercado internacional como el Dougraph Inc. de Nueva York, La linterna mágica de Leonard Mullerd de Alemania de 1930, y el Pathé Baby de Francia entre los mas importantes.
Todo esto lo sabemos gracias a los fondos del Museo Valenciano del Juguete que proceden de Payá Hermanos S.A. Los 24 tipos de cines, están catalogados pero no expuestos. Pertenecen a diferentes épocas. De España debemos destacar el modelo Jefe Baby fabricado por la Industria Saludes de Valencia. Del mercado internacional también son dignos de mención el Bral de Italia, el Cine Minilar de la firma Minilap, el G.W. de Hong Kong y el Taki y el Piccolo de Alemania entre otros muchos.
Del Cine Sonoro Rai hay que destacar que se patentó, además de en España, en Francia, EE.UU., Alemania, Gran Bretaña y Argentina.
En Francia se presentó la patente con fecha 13 de noviembre de 1934 a las diez horas y un minuto. En Alemania el 1 de noviembre de 1934 y se aceptó con el número 653182. En Gran Bretaña el 10 de mayo de 1935, aceptándola el 3 de enero de 1936 con el número de expediente 13742/35. En Argentina se concede el 12 de julio de 1935, por diez años, y con fecha 21 de abril de 1945 fue de nuevo renovada. El documento consultado dice: “actualmente está en explotación en el territorio de esta República y se conceden licencias a terceros para seguir explotándola”. La firma que lo fabricaba se llamaba Staff.
En U.S.A. se patentó el 23 de Enero de 1935 con el número 2.075.470, a partir de la patente de Suiza del 24 de octubre de 1934.
Estas patentes internacionales confirman el carácter pionero e innovador del Cine Sonoro Rai un juguete que como ningún otro combinaba la imagen y la audición musical.
El proceso de invención de este modelo lo desarrolló mi padre Raimundo, aportando la técnica en sí pero la llevó a cabo con la colaboración de su amigo Claudio Reig que era un gran aficionado a la música. Le ayudó en el apartado de sonido, entre los dos construyeron un estupendo juguete que superaba con creces al líder del mercado el cine Nic.
Hay que resaltar que Claudio Reig fue el primer taller auxiliar de la Industria del Juguete que se montó en Ibi. Además del mecanismo del cine sonoro fabricó los que simulaban el llanto o la risa de las muñecas. Posteriormente evolucionó hacia la fabricación de armónicas.
Claudio Reig empieza como taller auxiliar en un porche, sito en las cuatro esquinas, la parte de la calle Mayor donde él vivía. Luego pasó a montar una pequeña fábrica en el carrer Les Eres número 40. Así empezaban la inmensa mayoría de las industrias ibenses, desde una pequeña infraestructura evolucionaban gracias a la reinversión de los beneficios que se generaban con su trabajo diario, excepto la fábrica Rico S.A. que es la primera industria que se monta en Ibi con un fuerte capital inicial.

Características de los cines Rai :

El sonido se consiguió a base de una armónica que presenta una serie de ranuras coincidentes con las lengüetas, con independencia unas de otras. Por estas ranuras al paso de la cinta y a medida que coinciden con ella los agujeros de la película, el aire que genera un fuelle, pasa y produce los sonidos.
La película agujereada que contenía las imágenes y los textos podía ser de papel, celuloide o tela aunque las películas de Payá eran todas de un tipo especial de papel vegetal.
En 1934 se hicieron dos modelos con la misma carcasa. El de referencia número 720 era el sonoro. Tenía un peso de 2.070 gramos. El de referencia número 722 era mudo y tenía un peso de 829 gramos. Este modelo se replicó en 1940 en plena posguerra, con la referencia 724 tenía un peso de 560 gramos. La reducción del tamaño de la carcasa se debió a dos motivos fundamentales: abaratar el precio y ahorrar materia prima puesto que la hojalata era escasa.
En 1945 seguía la escasez. Fabricaron entonces el Mono Cinema un modelo muy simplificado del mudo y totalmente distinto. Su referencia era la 743 y tenía un peso de 50 gramos. Lo publicitaron mediante un cartel simpático y representativo de la forma de hacer publicidad de aquellos años. Las películas se fabricaban en Barcelona. Eran de nueve milímetros y con ranura central para insertarse en la lengüeta del aparato.
En las instrucciones para el funcionamiento de los proyectores, referencia 720, 722 y 724, lo mas curioso es lo que dice en cuanto al enfoque: “la proyección debe hacerse como máximo a tres metros. Al enchufar el proyector si las figuras se vieran borrosas se enfocará regulando por el tubo objetivo hasta que la proyección resulte bien, debe comprobarse la proyección en las dos posiciones de la manivela en las cuales debe quedar la pantalla lo mas igualmente iluminada posible. Si así no ocurriese se puede variar la posición de la lámpara aflojando el tornillo situado en la parte posterior y en lo más alto del proyector, moviendo la tapa en sentido vertical hasta ver mejorada la proyección.” Y continúan: “Se da vueltas a la manivela en el sentido de las agujas del reloj hasta el fin”. Y concluyen con esta nota : ”Es conveniente apagar la luz del proyector durante el tiempo de cambiar las películas” . Esto no era solamente para ahorrar luz, que ya era importante, sino para que no se fundiera la lámpara, durara mas y no calentara innecesariamente el aparato.

Las películas

Las mudas tenían la referencia 723 y las sonoras la 721. Los dibujos de las películas, en un principio, fueron realizados por un dibujante valenciano. Después de la guerra civil, desde 1940, las realizó Patricio Payá Belda natural de Novelda con el que mi padre trabó amistad en el Castillo de Santa Bárbara de Alicante que fue habilitado como cárcel. Aunque llevaba el apellido Payá no era de nuestra familia. Seguramente mi padre le ofreció este trabajo porque conocía bien sus dotes artísticas. En la cárcel pasaba muchas horas haciendo caricaturas graciosísimas. Aceptó el trabajo y se vino a vivir a Ibi. Se hospedaba en la hostería del pueblo. Fue él quien sugirió a los dueños que le pusieran por nombre Hostería El Laurel en memoria de Don Quijote de la Mancha. Aún hoy conserva este hermoso nombre.
Patricio era un personaje culto y con un gran sentido artístico. Además de inventar, escribir y dibujar las películas diseñó toda la cartelería publicitaria de Payá de los años 1940 y 1945 incluyendo el anuncio del Mono Cinema.
Las películas mostraban los cuentos infantiles más populares como
Blancanieves y los siete enanitos, La Cenicienta, Caperucita Roja, Alí Babá y los 40 ladrones y otros. También se ocupó de D. Quijote de la Mancha y de las fiestas y costumbres del pueblo que plasmó en títulos como Las Tortas del tío Juan y muchos más. Pero lo mejor fueron los personajes que Patricio creó como Carlitos, un niño que bailaba la popular Raspa, y en sucesivas peliculitas nos contaba sus aventuras, sueños y correrías; Pepillo el detective; La bruja Pepa; Pedrín; Mikito contrabandista, boxeador, en el circo, en la selva mejicana o en América. Toni y sus aventuras en el buque pirata o en la isla Betúm.
Y esto es sólo una pequeña muestra porque había referenciados ciento un títulos. El catálogo también avisaba de los que estaban en preparación y del mes en que iban a salir al mercado.
Pero lo que con más cariño recuerdo eran las tardes de los domingos, los únicos días en que mi padre no iba a la Fábrica, que nos reunía en torno al cine sonoro Rai y nos proyectaba todas esas peliculitas que tan felices nos hacían. Junto al cine, como más tarde ante las primeras televisiones, nos reuníamos familiares y amigos. Con el cine Rai nos lo pasábamos bomba. Me siento orgulloso de que esa marca sea el nombre con el que me conocen mis allegados.